Adrian Beltré tiene el Salón de la Fama en su mira y sus posibilidades de alcanzar el boleto al máximo honor que se concede en el béisbol profesional de los Estados Unidos son reales. Es una conquista que no cae en la ilusión o sueño remoto.
David Ortiz enfrenta un obstáculo mayor, pero nunca antes un bateador designado había presentado un cúmulo de estadísticas como las suyas junto a un toque de grandeza por las coronas obtenidas con los Medias Rojas.
Beltré, tercera base de los Vigilantes de Texas, debe escalar en la campaña de 2014 una montaña que le permitirá divisar el templo sagrado de Cooperstown.
De registrar otra buena campaña, meta que solo se esfuma si las lesiones le hacen una mala jugada, la distancia será menos corta. Necesita de 74 imparables para llegar a los 2,500. Mejor si puede alcanzar los 2,600, ya que en 2015 tendrá 36 años y estaría a 400 hits de la respetada cifra de los 3,000, que es un boleto seguro hacia el Salón de la Fama para un pelotero que no ha estado en ningún escándalo durante su carrera.
Todo esto se encadena con la situación ideal de que tenga contrato. Por eso es de vital importancia el tipo de producción que pueda tener en 2014 y 2015.
Adrian, un veterano que se dirige a su temporada 17 en el negocio, requiere de cinco dobles para los 500, de 24 cuadrangulares para los 400 y de 193 remolcadas para las 1,500. Es un bateador de por vida de .282 con cuatro Guantes de Oro por ser un ministro de la defensa en tercera.
David, de su lado, compila 431 jonrones y 1,429 impulsadas en su carrera de 17 campañas en las Mayores.
Lo que haga en 2014 es esencial. Además de que necesita un año más de contrato. Ortiz está en la obligación de acercarse a los 500 vuelacercas.
Cuenta con 520 dobles y batea de por vida para .287. Independientemente de que sea designado, posición que aún no coloca un inquilino en Cooperstown, su carrera ha sido brillante. Si hay un bateador designado que puede romper ese muro, es David.
