Bendiciones de Navidad en familia

INTRODUCCIÓNTomen nota los historiadores:  En el año 2013, los dos grandes símbolos de la Navidad, el Belén o Nacimiento Navideño y el Árbol de Navidad, empezaron a hacerse presentes en los hogares ya a fines de…

INTRODUCCIÓN

Tomen nota los historiadores:  En el año 2013, los dos grandes símbolos de la Navidad, el Belén o Nacimiento Navideño y el Árbol de Navidad, empezaron a hacerse presentes en los hogares ya a fines de octubre y  los fueron llenando sistemáticamente a lo largo de todo noviembre. Para estos dos grandes símbolos navideños, existen sendos ritos de bendiciones.  Estos pueden hacerse en una Iglesia o en las casas de familia, siendo en éstas ministro el padre o la madre.  También podrían ser ministros el sacerdote o el diácono, pero no necesariamente.

He aquí textualmente ambos ritos, que pueden ser utilizados para dos dicientes celebraciones navideñas en ambiente familiar.  Son los aprobados por la Iglesia y aparecen en su Manual de Bendiciones en los capítulos 38 y 39.

Animo a los padres a celebrar familiarmente la presencia de esos dos signos.  Les aconsejo explicar brevemente, en dichas celebraciones, el origen y el significado tanto del Belén como del Árbol. Para ello pueden utilizar mi libro “Cuentos de Navidad y otras Narraciones Navideñas” u otra fuente adecuada. Bien pueden aprovechar también la ocasión para reflexiones bíblicas en torno a la Navidad.

1. Bendición del Belén navideño en familia
Es laudable la costumbre de instalar en las casas y en las iglesias un “belén” o “nacimiento”, que recuerda y ayuda a vivir el misterio de la Navidad.
Para dar más sentido religioso o para significar su inauguración puede hacerse un rito de bendición, que signifique el comienzo de las solemnes fiestas navideñas. Este rito es introductorio de los misterios que se celebran en la Liturgia.

Rito de la bendición
Ritos Iniciales.

Reunida toda la familia, el padre o la madre de la misma dice: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Todos se santiguan y responden: Amén.

El que dirige la celebración puede decir.

Alabemos y demos gracias al Señor que tanto amó al mundo que le entregó a su Hijo. Todos responden: Bendito seas por siempre, Señor.

Luego el que dirige la celebración dispone a los presentes para la bendición con estas palabras u otras semejantes:

Durante estos días contemplaremos asiduamente en nuestro hogar este pesebre y meditaremos el gran amor del Hijo de Dios, que ha querido habitar con nosotros. Pidamos, pues, a Dios que el pesebre colocado en nuestro hogar avive en nosotros la fe cristiana y nos ayude a celebrar más intensamente estas fiestas de Navidad. Uno de los miembros de la familia lee un texto de la Sagrada Escritura. Lc 2,4-7a: María dio a luz a su hijo primogénito.

Escuchad ahora, hermanos, las palabras del santo Evangelio según san Lucas. En aquellos días, José, que era de la casa y familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David, que se llama Belén, en Judea, para inscribirse con su esposa María, que estaba encinta. Y mientras estaban allí le llegó el tiempo del parto, y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre. Palabra del Señor.

Después de la lectura, según las circunstancias, puede cantarse un canto adecuado.

Preces
Sigue la plegaria común:

En este momento en que nos hemos reunido toda la familia para iniciar las fiestas de Navidad, dirijamos nuestra oración a Cristo, hijo de Dios vivo, que quiso ser también hijo de una familia humana; digámosle: Por tu nacimiento, Señor, protege a esta familia. Oh Cristo, por el misterio de tu sumisión a María y a José enséñanos el respeto y la obediencia a quienes dirigen esta familia. Tú que amaste y fuiste amado por tus padres, afianza a nuestra familia en el amor y la concordia.

Tú que estuviste siempre atento a las cosas de tu Padre, haz que en nuestra familia Dios sea honorificado.

Tú que has dado parte de tu gloria a María y a José, admite a nuestros familiares, que en otros años celebraban las fiestas de Navidad con nosotros, en tu familia eterna.

Oración de bendición

Luego el ministro, con las manos juntas, dice: Señor Dios, Padre nuestro, que tanto amaste al mundo que nos entregaste a tu Hijo único nacido de María la Virgen, dígnate bendecir este nacimiento y a la comunidad cristiana que está aquí presente, para que las imágenes de este Belén ayuden a profundizar en la fe a los adultos y a los niños. Te lo pedimos por Jesús, tu Hijo amado, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

O bien: Oh Dios, Padre nuestro, que tanto amaste al mundo que nos has entregado a tu único Hijo Jesús, nacido de la Virgen María, para salvarnos y llevarnos de nuevo a ti, te pedimos que con tu bendición, estas imágenes del nacimiento nos ayuden a celebrar la Navidad con alegría y a ver a Cristo presente en todos los que necesitan nuestro amor. Te lo pedimos en el nombre de Jesús, tu Hijo amado, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

Conclusiones del rito

El que dirige la celebración concluye el rito, santiguándose y diciendo: Cristo,  el Señor, que se ha aparecido en la tierra y ha querido convivir con los hombres nos bendiga y nos guarde en su amor.

2. Rito de bendición del árbol navideño en familia
La costumbre de colocar en los hogares cristianos un árbol adornado, durante las fiestas de Navidad, es recomendable, ya que este árbol puede recordar a los fieles que Cristo, nacido por nosotros en Belén, es el verdadero Árbol de la vida, Árbol del que fue separado el hombre a causa del pecado de Adán.

Conviene, pues, invitar a los fieles a que vean en este árbol, lleno de luz, a Cristo luz del mundo, que con su nacimiento nos conduce a Dios que habita en una luz inaccesible. La bendición de este árbol la hará, ordinariamente, el padre o la madre al iniciarse las fiestas de Navidad y en ella conviene que participen todos los miembros de la familia.

Rito de la bendición

El ministro, al comenzar la celebración, dice: Nuestro auxilio es el nombre del Señor.

Todos responden: Que hizo el cielo y la tierra. Uno de los presentes, o el mismo ministro, lee un breve texto de la sagrada Escritura, por ejemplo:

Vendrá a ti, Jerusalén, el orgullo del Líbano, con el ciprés y el abeto y el pino, para adornar el lugar de mi santuario y ennoblecer mi estado.

Luego el ministro, si es sacerdote o diácono, con las manos extendidas, si es laico, con las manos juntas, dice la oración de bendición:
Oremos.

Bendito seas, Señor y Padre nuestro,que nos concedes recordar con fe en estos días de Navidad los misterios del nacimiento de Jesucristo. Concédenos, a quienes hemos adornado este árbol y lo hemos embellecido con luces, vivir también a la luz de los ejemplos de la vida santa de tu Hijo y ser enriquecidos con las virtudes  que resplandecen en su santa infancia. Gloria a él por los siglos de los siglos.

R.  Amén.

Según las circunstancias, el ministro rocía con agua bendita a los presentes y el árbol.

CONCLUSIÓN
CERTIFICO  que he transcrito fielmente del Manual de Bendiciones de la Iglesia las referentes a la “Bendición del Belén Navideño” capítulo 38, y “Bendición del Árbol de Navidad”, capítulo 39.

DOY FE en Santiago de los Caballeros, a los catorce (14) días del mes de noviembre del año del Señor  dos mil trece (2013). l

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