¿y quién la mandó a tener tantos hijos? La pregunta fue la respuesta de una amiga a otra, al narrarle los apuros económicos de una tercera y sus infructuosos esfuerzos para lograr aumento de salario, mientras ni ella ni su marido reúnen los ingresos para cubrir necesidades esenciales de una prole numerosa.

La opinante emitió una idea absolutamente lógica, nadie debiera tener más hijos que los que puede mantener. También absolutamente carente de empatía, no reflejó identificación emocional con un ser humano en dificultades.

La empatía se trata de colocarse en los zapatos de los semejantes y así no juzgar, sino comprender y apoyar. No obstante el caso, el pueblo dominicano tiende a ser empático, un buen valor a preservar.

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