Buscones ocultos

Esta cultura nuestra del “dame lo mío” guarda sutilezas proverbiales. Mayormente ningún “buscón” se identifica como tal. En contextos específicos los reconocemos fácilmente y en piloto automático actuamos acogiéndonos al contrato tácito vigente entre ellos y la sociedad. Pero a veces se complica tipificar a quien, bajo una actitud pretendidamente servicial, procura conseguirse unos pesos. En esos casos hay que atender y percibir la serie de códigos no verbales que, cual signos distintivos de una marca comercial, denuncia la intención de “búsqueda”: Mirada escurridiza, proceder sinuoso pese a lucir atentos, el ansia desbordada trasluciendo el rostro más la cortada de ojos si no te “manifiestas”. Así te dicen en buen dominicano “mójame la mano”.