No se cambia con lo mismo

En el año 2005, el presidente Leonel Fernández, para acompañar un trillado e ineficaz discurso de combate a la corrupción,…

En el año 2005, el presidente Leonel Fernández, para acompañar un trillado e ineficaz discurso de combate a la corrupción, creó mediante el decreto 101-05 un órgano igualmente ineficaz y sumamente innecesario, a manera de placebo para entretener a una población cansada de tanta impunidad: la Comisión Nacional de Ética y Combate a la Corrupción (CNECC).

De acuerdo a la descripción de las funciones de este organismo, contemplada en el decreto que lo creó y en su portal de Internet, éste es el órgano rector que tiene bajo su responsabilidad el monitoreo del Plan Estratégico de Ética, Prevención y Sanción a la Corrupción y de sus respectivos planes operativos, a través de un sistema de coordinación, animación, seguimiento y evaluación de la implementación.

Sin embargo, desde el año 2005 hasta la fecha, no existe un dato, un logro, algún resultado positivo o estadística alguna que pueda exhibir la CNECC y que sirva al menos para justificar su existencia.  De hecho, ni siquiera para entretener tienen algo en su website que muestre alguna labor cumplida y el enlace relativo a estadísticas, por supuesto, se encuentra bastante incompleto, vulnerando esto un mandato claro de la Ley de Acceso a la Información Pública.  
La CNECC ha estado en algunas ocasiones en la palestra, pero no por logros ni trabajos bien realizados. En el 2010, por ejemplo, la Cámara de Cuentas, dijo haber encontrado “debilidades” en el manejo de fondos y pago de nómina en la CNECC y entre otras cosas señaló que carece de los controles que garantizan el manejo razonable de los recursos que administra.

La CNECC estuvo presidida en la mayor parte de los gobiernos del presidente Fernández por Marino Vinicio Castillo (Vincho). Esa misma persona, quien fracasó en dar siquiera un ejemplo de gestión adecuada al frente de esa institución, es actualmente el director de Ética e Integridad Gubernamental, designado como tal por el presidente Danilo Medina.

En un tema tan importante, que tanto preocupa a los dominicanos y en el que tan malas calificaciones internacionales ha obtenido nuestro país, se esperaban cambios en las cabezas de las instituciones encargadas de trabajar con el combate a la corrupción, ya que indudablemente no se cambia con lo mismo.

Pero como bien dice la frase popular de que “loro viejo no aprende a hablar”, resulta imposible imaginar que Vincho Castillo hará algo diferente a lo que hizo (o más bien, lo que dejó de hacer) en el gobierno pasado, lo que lamentablemente es un indicador preocupante sobre las expectativas en temas éticos de este nuevo Gobierno.

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