Canción de Amara

Entre los procedimientos estéticos más comunes a los que se someten las mujeres en República Dominicana, muchos médicos confirman que se encuentra la reconstrucción de himen, algo que va en aumento porque al parecer cada vez son más las que,…

Entre los procedimientos estéticos más comunes a los que se someten las mujeres en República Dominicana, muchos médicos confirman que se encuentra la reconstrucción de himen, algo que va en aumento porque al parecer cada vez son más las que, cual el personaje de “La Celestina”, quieren comprar la ficción de la inocencia.

Paradójicamente esto ocurre en un país en el que hay una alarmante cantidad de niñas iniciando su vida sexual a los 11 y 12 años, un lugar donde la prostitución abunda incluso en altas esferas sociales y un medio en el que no por casualidad se puso de moda el término “chapiadora”.

Evidentemente se trata de una hipocresía colectiva en la que, casi como un conjuro de silencio, hay un entendimiento tácito de que el tema no es si se hace o no se hace, el problema real es si se dice.

Esto viene a propósito de la forma en que han satanizado a la cantante Amara por un fragmento de una canción en la que ella se refiere a los genitales femeninos con un término que en el argot popular se conoce como una “mala palabra” pero que a puertas cerradas (y a veces no tan cerradas) es frecuentemente utilizado en tono jocoso por la mayoría de las personas (y no lo repito aquí por cortesía con el periódico, no por la misma actitud hipócrita que critico).

Es una burla que las cuentas de instagram y los programas en los que más se ha atacado a la cantante sean justamente aquellos en los que a diario proliferan toda clase de obscenidades y alegaciones injuriosas. Le han llamado loca a irrespetuosa a Amara personas que todas los días emiten y permiten en sus espacios insultos asquerosos, mujeres que se venden al mejor postor o “chulos” que venden mujeres, y una parte del público cae en el borreguismo tal de repetir como papagayos que Amara es la que está mal, olvidando quiénes son los que la están criticando y en numerosas ocasiones tirando piedras con techos de cristal.

Lo peor de todo es que ella sucumbió a la presión de una sociedad hipócrita y pidió insistentemente excusas, a pesar de que lo que hizo es nada en comparación con lo que hace a cada rato gente que diariamente pontifica en los medios.

Entiendo que este es un país tercermundista, pero el mundo avanza y algo hay que avanzar con él. Una visión muy cerrada es caldo de cultivo para que se perpetúe el atraso.

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