Carne separada mecánicamente

MDM son las siglas en inglés para “Mechanically Deboned Meat”, que en español significa carne separada mecánicamente…

MDM son las siglas en inglés para “Mechanically Deboned Meat”, que en español significa carne separada mecánicamente (CSM). Como su nombre indica, se trata de una variedad de carne finamente molida, con una apariencia similar a la carne picada, que es separada del hueso a través de un aparato parecido a un tamiz, una tecnología desarrollada para lograr un mayor aprovechamiento de la carne.

La carne separada mecánicamente es utilizada para la producción de bologna, salchichas entre otros productos similares desde finales de los 60. La práctica comenzó a finales de los 40 en Japón y fue automatizada con máquinas especiales a partir de 1960, convirtiéndose en una práctica común en todo el mundo a partir de 1970.

Departamentos de seguridad alimentaria como el de los Estados Unidos han publicado numerosos reportes aprobando el uso de este insumo y dejando claro que no representa inconveniente alguno.

No sólo existe legislación local que aprueba el uso de CSM, sino además abundante legislación internacional. El producto se encuentra contemplado en el “Código Internacional recomendado de prácticas para la producción, el almacenamiento y la composición de carne de reses y aves separada mecánicamente destinada a ulterior elaboración”, por el Codex Alimentarius, compilación de todas las directrices y recomendaciones del más alto organismo internacional en materia de normas de alimentación, organismo subsidiario de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y de la Organización Mundial de la Salud (OMS)

Al día de hoy, la mayoría de los embutidos y productos cárnicos como las hamburguesas, la mortadela, entre otros, están hechos de carne separada mecánicamente. Esta carne recuperada mecánicamente tiene la ventaja de que, siendo carne, constituye un tipo más asequible que la carne industrial, lo que permite que los productos elaborados con ella lleguen a las manos del consumidor a un precio significativamente inferior que otras
carnes, y por ende, sin dejar de resolver un problema de alimentación, también contribuye a resolver un problema social.

Satanizar este insumo y pretender hablar de él como si se estuviese descubriendo el agua tibia revela, por un  lado, una profunda ignorancia sobre el tema, y por otro, deseos de manipular con mala fe una información para buscar beneficiar colateralmente sectores comerciales particulares que parecen necesitar desacreditar a otros para poder sobrevivir.

Por suerte ya no es tan simple dejarse engañar, pues vivimos en la era de la información donde cualquier intención maliciosa de construir percepciones puede ser fácilmente desmontada y la confirmación de lo que es real está a la distancia de un buen buscador en Internet.

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