Chanel reclama la calle

Armadas con pancartas y megáfonos, modelos de varias generaciones(de Kirsten Owen a Cara Delevingne, pasando por Gisèle Bundchen) defendían eslóganes como “en Chanel todos los días son el de la mujer”, “sé…

Armadas con pancartas y megáfonos, modelos de varias generaciones(de Kirsten Owen a Cara Delevingne, pasando por Gisèle Bundchen) defendían eslóganes como “en Chanel todos los días son el de la mujer”, “sé tu propia estilista” o “haz la moda y no la guerra”. Antes habían desfilado, en relajados grupos o en parejas, mostrando una colección que repasaba los elementos del armario masculino que se han incorporado al guardarropa femenino, desde la chaqueta sahariana o el jersey de marinero hasta el traje de raya diplomática.

Con ecos de los años sesenta, cuando las mujeres cambiaron la sociedad y la moda para siempre, y también con guiños a la herencia de Coco Chanel, que fue la primera en reivindicar la comodidad del vestir masculino para ellas. Una auténtica estampida de ideas, hasta 85 conjuntos, que pasaban a mucha más velocidad de la que la vista era capaz de asimilar. Un efecto de avalancha deliberado ya que, según Lagerfeld, se trata de una propuesta “coqueta e intelectual” abierta a la interpretación. Para que las mujeres construyan su propia identidad a partir de ella y no la sigan al dictado.

A muchos les parecerá una ofensiva frivolidad que una firma de lujo trate de convertirse en altavoz de las reivindicaciones feministas. Como mínimo, hay un puñado de interesantes paradojas en ello. A pesar de que la manifestación ha provocado más sonrisas que auténtica reflexión, Lagerfeld se toma en serio el asunto. O, al menos, tanto como su carácter se lo permite. Su madre era una gran feminista, asegura, y está preocupado porque la igualdad esté retrocediendo en Francia con el auge del FN. “Me ha parecido que era el momento de insistir de nuevo en el tema”, defendía. No es el único que así lo siente. La modelo Gisèle Bundchen con megáfono y brazo en alto es una imagen de notable impacto mediático que se añade a las recientes incursiones en la materia de Emma Watson o Beyoncé.

El feminismo está de moda, al parecer. Además, el septuagenario alemán ha llevado su mensaje hasta el detalle. Más allá de los bolsos con proclamas (“Feminista, pero femenina”) y de los trajes de tweed con pantalones, un dato llamaba la atención antes del desfile. En París, los encargados de conducir a los invitados hasta sus asientos son chicos jóvenes ataviados con corbatas rojas. Suelen ser siempre hombres, pero excepcionalmente había mujeres entre los cravate rouge.

“Karl nunca deja de sorprenderme”, aseguraba la modelo Alice Dellal. “Me ha impactado lo poderosas que parecían las mujeres y el hecho de que la pasarela se acercara a la calle”. No se trata de una metáfora en este caso, ya que Chanel construyó en el interior del Grand Palais una asombrosa avenida parisiense (Boulevard Chanel, en el 5º distrito, por supuesto). Con reproducciones fotográficas de edificios estilo Haussmann de más de 25 metros, a la escenografía no le faltaban charcos, alcantarillas, aceras y socavones.

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