Reconocer lo que todos saben de ti no es inmodestia, máxime cuando se habla de deporte.Entrevisté el lunes por teléfono a Al Horford desde Atlanta y, como pueden ver en esta doble página, el muchacho reconoció que está entre los mejores de la NBA.

El hecho de que sea él quien lo reconozca, a mi modo de ver, no habla acerca de la ausencia de modestia en la personalidad de Horford. Es que no tiene nada de malo admitir algo que la misma NBA ya lo ha reconocido, un mérito que se ha ganado en base al trabajo duro y a una férrea disciplina.

Si los fanáticos alrededor del mundo lo admiten y sus colegas también lo consideran así, sería una doble moral si él no lo reconociera.

No creo en esos jugadores que siempre remiten a sus números para que terceros hagan juicios de valor. Lo hacen para que otros crean que son modestos, pero en el fondo se creen que están por encima de todo y actúan como tal. Estoy acostumbrado a hablar con peloteros, así que cuando le pregunto sobre sus metas siempre terminan diciéndome que no tienen, lo que para mí es una grandiosa mentira.

Resulta que siempre se ponen objetivos, lo que no está mal, claro, pero se niegan a externarla por miedo a que al final, si no los cumplen, le pasen factura. Nadie, ni siquiera él, me puede negar que, por ejemplo, Robinson Canó desea una temporada de 30 jonrones o más y de 100 o más remolcadas.
Todos sabemos que a partir de ahí él va a negociar su próximo contrato que guardará relación con sus númeritos al final de esta estación. Prefiero al honesto y al que se atreve a ir más allá de los límites sin dañar a nadie.  Esa es una gran verdad del tamaño de la República Dominicana: Horford está entre los mejores de la liga hace rato, pues tenía dos temporadas seguidas asistiendo al Juego de Estrella, un lugar reservado para los 24 mejores jugadores de la NBA.

Increíblemente, y sin querer polemizar con esto, no fue escogido para la fiesta de mitad de temporada en la que todos consideramos, incluido él, que es la mejor temporada de sus seis campañas en la liga estadounidense. Visto eso, me gustaría saber quién cree que Al Horford está equivocado.

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