Condenamos las agresiones

El pasado martes, Listín Diario advirtió sobre las implicaciones que podrían tener los hechos violentos contra dos miembros de medios de comunicación.

El pasado martes, Listín Diario advirtió sobre las implicaciones que podrían tener los hechos violentos contra dos miembros de medios de comunicación. En general ha habido una reacción que habríamos de considerar silenciosa de parte de quienes tienen entre sus misiones reclamar seguridad y defender los derechos de aquellos que ejercen el oficio de informar.

En esa dirección, no percibimos un firme reclamo de que el asesinato en Santiago del camarógrafo Newton González sea esclarecido. Algo parecido ha ocurrido con la agresión contra el periodista de San Francisco de Macorís, Pedro Fernández, que la Policía Nacional pretende atenuar en el supuesto de que se trata de un conflicto entre un hombre señalado como narcotraficante y un hijo del periodista.

Estamos ante un asesinato de un hombre de la televisión, el reportero gráfico del canal 25. Otro hecho lamentable y doloroso que estremece a la estresada ciudad de Santiago. El atentado contra Fernández no hay forma de desvincularlo con el ejercicio de su oficio de comunicador. Sistemáticamente ha denunciado el narcotráfico en San Francisco de Macorís y los daños que genera. De hecho, había sido amenazado por la persona que señala como la responsable del tiroteo que sufrió el pasado domingo.

Lo extraño de todo esto es que la Policía insiste en afirmar que la situación que afecta a Fernández es consecuencia de “problemas personales” entre él o un hijo suyo y Julio Paula Grullón (Yuyo). Asimismo, ha dicho que ha ofrecido protección al comunicador y que éste la ha rechazado.

Sin embargo, el comunicador se ha quejado del comportamiento de la Policía y del Ministerio Público, que según afirma, se han negado a escucharlo.
Insistimos que no es comprensible el silencio de quienes se asumen como compañeros de oficio de víctimas de la violencia. En cualquier circunstancia, la solidaridad es una obligación, o cuando menos, el reclamo de que las autoridades esclarezcan los hechos.

En el país no se puede documentar que el ejercicio del periodismo esté sometido al miedo por efecto del crimen organizado. Si se observan atisbos en esa dirección, lo menos que habría que hacer es denunciarlo.

Mientras, condenamos el asesinato de González y la agresión contra Fernández.

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