Cuando en la música todo queda entre familia

El respeto y la confianza son dos pilares fundamentales de toda relación, ya sea en el amor o en los negocios. Por eso, en la industria discográfica hay muchos artistas que prefieren a familiares y no a particulares para que lleven por buen rumbo sus&#8

El respeto y la confianza son dos pilares fundamentales de toda relación, ya sea en el amor o en los negocios. Por eso, en la industria discográfica hay muchos artistas que prefieren a familiares y no a particulares para que lleven por buen rumbo sus carreras. Hijos, hermanos o esposos que manejan a sus seres queridos en este difícil mundo musical, son casos muy frecuentes. Uno de los más conocidos es el de Fernando Villalona, quien es manejado por su hermano Bolívar Villalona desde que se emancipó de la orquesta Los Hijos del Rey hace unos 38 años.

“En los primeros años fue algo muy difícil, porque es bien conocido que Fernandito tenía muchos problemas personales, lo que me generó mucha dificultad y estrés como representante”, dijo Bolívar a elCaribe. “El hecho de que seamos hermanos nos ha permitido entender que la claridad en el negocio es lo fundamental, y cuando haces un negocio claro, no hay porqué cambiar el caballo cruzando el río”, agregó.

Explicó que en el caso de la orquesta del intérprete de “Dominicano soy” hay que tener “mucha paciencia”, porque hay muchos familiares involucrados, como son el director musical (Martín Villalona), la corista (Yeini Villalona) y Elvis, el baterista (sobrino), así como otros que aunque no comparten lazos de sangre, el tiempo los ha convertido en familia.

“Este es un negocio muy oscuro y por eso yo pienso que la claridad y el respeto es lo básico”, añadió.

Otros casos de hermanos es el que involucra a “El Galán del Merengue”, Eddy Herrera y Evelio, y el de Nathalie Hazim y Ezequiel Hazim.

“Es lo mismo que manejar a cualquier otra persona. Lo difícil es que cuando hay diferencias de criterios, se pone de manifiesto la familiaridad y a veces no se manejan los códigos éticos y profesionales de manera correcta, es decir, no se discute solo en función a lo laboral”, consideró Evelio. Asimismo, el empresario artístico resaltó que también pasa que el familiar exige más que el que no tiene parentesco, pero que al fin y al cabo, el profesional tiene que abogar para que las cosas salgan bien, sea quien sea.

Entre los esposos también se da la mezcla del amor y el negocio. Ejemplo de esto son Yiyo Sarante y Aracelis Mateo, quien dirige la carrera del intérprete de “Pirata” desde el 2009. “Uno de los principales puntos en contra que tiene esto es que por ser la pareja de quien manejas, muchas veces no toman en cuenta el trabajo que haces, porque lo ven como familia, o te ven como alguien que quiere controlarlo todo y no como una persona que simplemente está defendiendo lo suyo. Cuando quieres defender tus derechos, y más en este negocio que lo manejan los hombres, a una mujer no soportan verla negociando”, dijo Mateo, en lo que coincidió con Jennifer Sánchez, manager de Aljadaqui y esposa del vocalista Mariano Lantigua.

Por otro lado, Sánchez resaltó, entre las ventajas de trabajar con familiares, el factor de la distancia cuando el artista tiene que viajar, que este tiene “un doliente a la hora de negociar”, y que, en el caso de las parejas, ambos entienden el trabajo que realiza el otro.

Una de las parejas de esposos que disfrutan el éxito en la industria musical bajo esta estructura es la que integran Miriam Cruz y su mánager Engelbert Landolfi, desde hace nueve años. La merenguera confesó hace poco que “hacía las cosas solas y no funcionaban, y me he topado con un hombre que no le importa que teniendo su nombre y apellido le digan el esposo de Miriam Cruz; verlo en un hombre es difícil, y yo digo que ahí está la clave”. “Puse las reglas, y le advertí: ´el día que te me salgas de ahí seguimos casados, pero yo dejo el negocio contigo´”, añadió Landolfi.

El Jeffrey también colocó a su esposa Cristina Guzmán en el timón de su carrera; el compositor José Virgilio Peña Suazo le otorgó el mismo título a su esposa Ivelisse Fabián. Mientras que el manejo artístico de la violinista Aisha Syed lo comparten su esposo Jhonathan D’Oleo y su madre Carolina Castro. Otra que es administrada por uno de sus padres es la autodenominada “Princesa de la bachata”, Leslie Grace.

Con hijos a la cabeza como representantes o managers se pueden mencionar a “El Caballo Mayor”, Johnny Ventura, con el también merenguero Jandy y su hermano Juan José, son los que se encargan del manejo en la parte musical y administrativa, respectivamente, del intérprete de “Salsa pa’ tu lechón”. También Rubby Pérez tiene a su hijo controlando la parte administrativa, mientras que “El Negrito de Villa”, Sergio Vargas recibe la ayuda de su sobrina Victoria Vargas.

Un doble papel en la vida de un artista

Aunque algunos críticos entienden que unir los lazos familiares en el plano del negocio musical es peligroso para la carrera de un artista, es indiscutible que muchos de estos casos han logrado un éxito notable. De acuerdo a Juan José Ventura, trabajar con un artista de la trayectoria de su padre, que lo ha logrado prácticamente todo en la industria, es uno de los retos más grandes que cualquier manejador pudiera tener. “Y es simplemente porque en mi caso es más difícil convencerlo de hacer algunas cosas que en el momento entendemos convenientes para la carrera del artista. Es más fácil para él decirme a mí que no, a cualquier cosa, que a un particular”, dijo. Sin embargo, admite que goza de la confianza de su famoso padre. “Tengo luz verde para muchas cosas, y al final muy rara vez me las objeta”, aseguró.

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