Cuidarse de las lesiones

La temporada del béisbol en las Grandes Ligas, en los Estados Unidos, está casi al comenzar. De hecho, con las ligas de entrenamiento que se instalan en la Florida se siente un ambiente propio de ese torneo, que se sigue ya en todo el planeta. Es…

La temporada del béisbol en las Grandes Ligas, en los Estados Unidos, está casi al comenzar. De hecho, con las ligas de entrenamiento que se instalan en la Florida se siente un ambiente propio de ese torneo, que se sigue ya en todo el planeta. Es esta parte de esta tradición la que se llama pre-temporada o espacio para la preparación de los atletas. De modo que cuando se inicie “la zafra” los atletas  estén en forma y tengan un máximo rendimiento a la hora de la verdad. Por eso deben actuar con mucho cuidado en cada uno de sus movimientos para no terminar afectados por una lesión. Ya se han reportado varias bajas importantes en los principales equipos. Casi siempre los peloteros se lesionan cuando su mente se antepone a sus condiciones físicas. Con mucha frecuencia estas cosas suceden en juegos que son clave para su equipo. Así un bateador da un palo hacia uno de los jardines que en condiciones normales puede ser solo un hit, nada más, por larga que sea la distancia recorrida. Pero como la situación es tan apremiante para su equipo, este atleta trata de prolongar el batazo y aumenta su velocidad normal, cuando ve que el disparo del  jardinero puede ser certero, quiere volar, llegar a la base, eso lo logra su mente, pero no su tendón que termina desgarrado provocándole una lesión. Si el daño es leve puede recuperarse con una simple terapia, a veces con una pequeña cirugía. Pero si el tendón quedó muy averiado deberá ir al quirófano y a veces,  y dependiendo de la magnitud de la lesión, puede perder varios partidos, el resto de la temporada y hasta su carrera. Este cuadro deportivo puede ser extendido a toda la actividad humana. Muchas veces sin ser atletas ponemos a volar nuestra mente más allá de nuestras posibilidades. Así actuamos cuando pudiendo sólo comprar un carro pequeño, nuestra mente nos empuja a un carro grande y lujoso. Cada vez que damos pasos como este no se nos lesiona ningún tendón, pero sí se nos desgarran nuestros bolsillos cayendo en deudas que dependiendo de su magnitud pueden necesitar de intervenciones externas y, en otros casos, quedar tan entrampados que jamás podríamos liberarnos. Tanto en los casos del pelotero lesionado como el del adquiriente atrapado es conveniente tener muy presente no cometer esos errores o evitar a toda costa su  repetición. ¿Qué le parece?

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