La cumbre de Río

La denominada cumbre Río +20 o Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible, prevista para efectuarse del 20 al 22 de este…

La denominada cumbre Río +20 o Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible, prevista para efectuarse del 20 al 22 de este mes, en Río de Janeiro, Brasil, debe llamar la atención de todos los habitantes de la Tierra, y especialmente de las naciones menos favorecidas, sea por su grado de escaso desarrollo relativo o por adversidades propias de la naturaleza o por  malas prácticas en la explotación de los recursos.

El punto es que a 20 años de la Cumbre, precisamente en Río de Janeiro, precedida de las conversaciones de Estocolmo, en 1972, y de todos los intentos para acordar políticas para abordar los problemas ambientales y de desarrollo desde una perspectiva amigable, como el Protocolo de Kioto, en 1997, de cumplimiento aletargado,  con el propósito de combatir las emisiones de gases causantes del efecto invernadero, o  como la Conferencia Mundial sobre Desarrollo Sostenible, en 2002, en Johannesburgo,  ahora, de nuevo, los líderes del mundo y personas de la sociedad civil se reúnen con propósitos similares: salvar la Tierra.

Las Naciones Unidas invita a los Estados y la sociedad civil a “sentar las bases de un mundo de prosperidad, paz y sustentabilidad”. Incluye tres temas básicos:  “1. El fortalecimiento de los compromisos políticos en favor del desarrollo sustentable. 2. El balance de los avances y las dificultades vinculados a su implementación. 3. Las respuestas a los nuevos desafíos emergentes de la sociedad”.

El propósito estratégico, según las propias Naciones Unidas, es alcanzar una economía ecológica con vistas a la sustentabilidad y la erradicación de la pobreza y a la creación de un marco institucional para el desarrollo sostenible.

Aunque se enfatiza en superar la retórica y los convencionalismos para hacer efectivas aproximaciones a la realidad, lo que se teme es que como siempre, los más desarrollados y poderosos, decidirán lo que más conviene, olvidando que han sido ellos quienes más daño han infligido a la Tierra, con la sobreexplotación de sus recursos mediante prácticas destructivas del ambiente.

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