David y el Salón de la Fama

El cuadrangular de David Ortiz en el octavo episodio del segundo partido de la Serie de Campeonato de la Liga Americana frente a los Tigres de Detroit me dejó más convencido de la idea que hace rato ronda en mi cabeza: David y el Salón de la Fama&#8230

El cuadrangular de David Ortiz en el octavo episodio del segundo partido de la Serie de Campeonato de la Liga Americana frente a los Tigres de Detroit me dejó más convencido de la idea que hace rato ronda en mi cabeza: David y el Salón de la Fama de Cooperstown.

Ortiz ha sido grande para el béisbol, ha sido bueno y la era llena de nebulosa en la que jugó ayuda a mi parecer.

Ortiz ha sido una bendición para la ciudad de Boston, una de las urbes norteamericanas más tradicionales en el béisbol.  Solo basta recordar quién le habló a la multitud unos días después de los trágicos acontecimientos en el Maratón de Boston. Su impronta, con dos coronas y un montón de históricos batazos, está ahí. Vale más de los 600 cuadrangulares que probablemente nunca batee o más que las dos mil carreras que seguramente jamás remolcará.

Su valor para el béisbol y para Boston no se mide con estadísticas, se mide en hechos. Es por eso que entiendo que si los Medias Rojas salen con la corona en sus manos en la actual contienda sencillamente ayudará de la mejor manera posible a la candidatura del dominicano y quizás no haya mucho que discutir, pues no muchos peloteros se dan el lujo de tener principalía en tres la conquista de tres diademas.

Ortiz es víctima de algo que no se inventó: el rol de bateador designado, la tesis que surge de inmediato para bloquear o frenar una posible discusión acerca de si es un Salón de la Fama o no, como si sus batazos nunca influyeron en un resultado favorable para su equipo.

 Pienso que sí, es un Salón de la Fama y, si bien su actuación en postemporada no se toma en cuenta para los fines en cuestión, Ortiz será recordado por siempre como unos de los bateadores más temidos en el “clutch” y eso, entiendo, tiene un peso específico para mí.

Su buena relación con los periodistas, aunque no todos votan o pertenecen a la Asociación de Escritores de América, también es un factor a tomar en cuenta. Siempre he dicho que David es el Babe Ruth de esta era en las Grandes Ligas.
Por suerte, y a juzgar por la manera como ha estado en las últimas campañas, a David le quedan un par de temporadas para seguir ensanchando su laureado palmarés.

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