Derecho a delegado y recuento de votos

En nuestra entrega anterior dijimos que existían otros aspectos fundamentales donde se reproducen hechos que atentan contra una verdadera democracia electoral.

En nuestra entrega anterior dijimos que existían otros aspectos fundamentales donde se reproducen hechos que atentan contra una verdadera democracia electoral.

Entre éstos, deseamos destacar la ausencia de delegado en los colegios electorales de los partidos que no personifican alianza. También la negativa a recontar los votos, sobre todo en aquellos lugares donde se presentan situaciones de dudas.

Quienes hemos acumulado alguna experiencia electoral sabemos que los seminarios, cursos, charlas y otros elementos de igual naturaleza contribuyen a una formación adecuada, pero la práctica del día a día nos enseña que “a nadar se aprende en el agua”. Ya discurrimos sobre situaciones que tienden a empobrecer el papel de los partidos aliados, ahora traemos a colación estos dos nuevos elementos.

Resulta que dentro de las alianzas existen intereses encontrados, y si bien es cierto que el delegado del partido que personifica la alianza defiende el interés de los involucrados frente a otras organizaciones, no es menos cierto que siempre defenderá lo que íntimamente le incumbe y no lo de un aliado circunstancial, porque así son las alianzas, circunstanciales. Y como en los colegios electorales se están jugando asuntos mayores, que implica reconocimiento y recursos, la única manera de protegerlos es con un delegado que represente y le duela su partido.

Viví dos situaciones patéticas alrededor del tema: En una sesión alguien dijo que “serían demasiado delegados”; a lo que se le contestó: En las circunstancias actuales, si los partidos no van aliados cada uno tendría su delegado. ¿Entonces? En otra se dijo: “En cada colegio electoral hay cinco funcionarios de la Junta, todos de la mayor confianza, los partidos deben confiar en esas personas.” Se le contestó: Sí, de acuerdo, como es un asunto de confianza en los funcionarios que la Junta nombra al frente de cada Colegio Electoral, entonces, que tampoco los partidos que personifican alianzas envíen delegados, lo que es igual no es ventaja. El silencio fue total.

En cuanto al recuento de los votos, nosotros, que tenemos a Costa Rica como paradigma de las elecciones, deberíamos aprender de ellos que recuentan los votos. Por cierto, como mucho éxito. Aquí se pretende que como “Alicia en el País de las Maravillas, el delegado lo solicite en cada colegio” queriendo ignorar u obviar lo que pasa en muchos recintos electorales. Hace algunas elecciones que donde se presentaban situaciones anómalas se recurría al recuento de los votos, esa medida cayó en desuso y las consecuencias todos las conocemos.

Una de las prácticas más aberrantes es que los delegados de los partidos que personifican alianzas, se ponen de acuerdo para adjudicarle a sus organizaciones o al candidato(a) a diputado(a) de su preferencia los votos que gana cada alianza, aún cuando estén marcados en otra casilla o en otro rostro. Nadie puede alegar ignorancia de estos hechos.

Estas son situaciones que repercuten desfavorablemente en los partidos que no personifican alianzas, en lo referente a su crecimiento, a mantener su reconocimiento y a recibir los fondos que en buena lid les corresponde. De igual manera afecta a sus candidatos a diputados(as), cuyos votos terminan en las arcas de otros (as) aspirantes. ¡Cuántas diputaciones ganadas legítimamente terminaron en manos non santas. ¿O hay quien se anime a negarlo?
El autor es delegado político PRSC
[email protected]

Posted in Sin categoría

Más de

Más leídas de

Las Más leídas