Destruyendo la UASD

Con profundo pesar tuve que aprobar la decisión de dos de mis hijos que me anunciaron su retiro inminente de sus estudios en la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Tengo que admitir que me quedé “enchapado” a la antigua y que concedo a la…

Con profundo pesar tuve que aprobar la decisión de dos de mis hijos que me anunciaron su retiro inminente de sus estudios en la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Tengo que admitir que me quedé “enchapado” a la antigua y que concedo a la UASD el “don” de ser una de las academias más completas del país. Quizás por nostalgia, quizás por desfase, pero así la veo. Y pienso que bajo ese fragor fue que varias generaciones apostaron a que esa institución podía conservarse como la “Universidad del Pueblo” por los siglos de los siglos. Pero los acontecimientos ocurridos alrededor de este “semestre” han sido más fuertes, no sólo que ese concepto filosófico que me mueve, sino más allá de la autoridad paternal, que entiende que “todo padre y toda madre siempre quieren lo mejor para sus hijos”. Primero la muerte del estudiante de medicina  Willy Florián Ramírez, de 21 años, tras ser herido en medio de enfrentamientos entre encapuchados y agentes policiales en la academia y luego la muerte del coronel Julián Suárez Cordero, asesinado de un balazo en la cara cuando cumplía con su deber en los alrededores de la UASD. Ambos hechos han sido funestos. Y eso ha impactado tremendamente en los sentimientos que movieron a estos muchachos a inscribirse en la UASD, pese a las críticas de sus compañeros de bachillerato. Antes el disgustos había tomado cuerpo por la incapacidad de las autoridades universitarias que nunca les permitieron seleccionar las materias de este semestre. El sistema vía Internet de la UASD fue un desastre total. Con ellos pasé noches enteras tratando de entrar a la página y “acertar” para concluir el proceso. Más de diez noches con sus madrugadas incluidas y apenas pudieron seleccionar una materia cada uno. Para desdicha del varón, su “clase” quedó “enganchada” en un local de la avenida Venezuela en la Zona Oriental, cuando él reside en la prolongación de la avenida 27 de Febrero. ¡Qué barbaridad! Los dos tuvieron que retirar sus selecciones. Por eso ahora ,que ya han aplicado para inscribirse en otras academias, siento pena y alegría. Pena porque tuvieron que abandonar nuestra querida UASD por las acciones de los vándalos, hay en la PN y en la UASD y alegría porque sé que por lo menos tendrán estabilidad al recibir docencia y seguridad de que si cumplen con sus deberes serán profesionales. ¡Como debe ser!

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