Diminutivos

Tómate este “juguito”. Me apetece un “dulcito”. Hagamos un “cafecito”. Hipólito Mejía suele peculiarmente decir: “Miguelito”, “Danilito”, “Leonelito”. Acusamos un uso pintoresco del diminutivo. Lingüistas, sociólogos,…

Tómate este “juguito”. Me apetece un “dulcito”. Hagamos un “cafecito”. Hipólito Mejía suele peculiarmente decir: “Miguelito”, “Danilito”, “Leonelito”. Acusamos un uso pintoresco del diminutivo. Lingüistas, sociólogos, tendrían que profundizar en él. A mí me parece semánticamente positivo. Impregna dulzura a la expresión. Se ha demostrado que deslizar en el vocabulario palabras que connotan humanidad, induce a nuestros interlocutores a ser más amigables y amables. Pese a la buena nota de los diminutivos, también somos propensos al habla soez y agresiva. Junto a nuestros característicos diminutivos, si salpicáramos más el lenguaje con palabras dichas para transmitir significados sustanciosos, propiciaríamos una mejor convivencia. ¿Probamos?

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