El director ejecutivo del Consejo Nacional de Competitividad (CNC), Andrés van der Horst Álvarez, planteó la necesidad de que República Dominicana cuente con una ley de quiebras que permita a las empresas acogerse a esa normativa cuando tengan problemas de tipo financiero.
Entrevistado en el Desayuno Económico de elCaribe, el funcionario recordó que por seis años el CNC ha venido abogando junto a la Cámara Americana de Comercio porque el país cuente con ese instrumento legal, pero “no ha habido manera de que pueda salir del Congreso”. Van der Horst aseguró que la Ley de Quiebras ha sido aprobada seis o siete veces en el Senado, pero se ha parado en la Cámara de Diputados, a pesar de que eso es una necesidad, sobre todo para las pequeñas y medianas empresas, cuando a éstas les llegan los inconvenientes en sus finanzas.
“No se resuelve solo prestándole el dinero, llega un momento en que las empresas tienen un tope de endeudamiento y requieren de otros instrumentos financieros, como es el fondo de garantía, el factoring o el de reestructuración mercantil que les permitan subsistir”, apuntó Van der Horst Álvarez. En el encuentro estuvo acompañado de Laura del Castillo Saviñón, subdirectora técnica del CNC, y Diógenes Pina, coordinador de la Unidad de Comunicaciones.
Van der Horst sostuvo que pedirle a una empresa que no tenga problemas financieros es como pedirle a un ser humano que no se enferme. “Las empresas pasan por procesos difíciles”, indicó. Y para dar más fuerza a sus planteamientos agregó que empresas íconos en naciones como Estados Unidos han atravesado por inconvenientes financieros y han podido acudir a instrumentos legales e institucionales para poder reestructurar sus deudas y de esa manera seguir generando empleos y poder mantenerse. “Nadie quiere que las empresas quiebren. A veces a las empresas les damos facilidad para que entren, pero se la ponemos difícil para que salgan”, dijo el director del CNC. Aseguró que el Gobierno ha invertido mucho dinero en las pymes y lo seguirá haciendo.
Buen crecimiento
De acuerdo a la óptica del funcionario, República Dominicana ha venido creciendo económicamente de una manera saludable, independientemente de que ha estado estancada en los índices de competitividad que organismos como el Foro Económico Mundial y el Banco Mundial lanzan cada año para medir los niveles de competitividad y qué tan fácil o difícil que resulta hacer negocios en un país. “Y ha venido superando una serie de escollos que no se relacionan con ese estancamiento en los índices. Eso no quiere decir que esos organismos no tengan razón en muchos de los análisis que realizan, en el sentido de que el país tampoco ha mantenido una agenda de reformas que le permita escalar posiciones en esos índices”, expresó Van der Horst Álvarez. Rememoró que a partir del año 2008, fruto de las reformas que se habían realizado desde 2006, el país fue reconocido por el Banco Mundial como uno de los 10 grandes reformadores del mundo y eso fue de gran orgullo. “Pero luego que se obtuvo eso nos hemos detenido ahí, como queriendo decir que ya se hizo el trabajo”, dijo.
Y agregó que “la competitividad es un concepto dinámico y constante que no se alcanza como una meta, sino que amerita ir sobre la marcha, porque los otros países siempre estarán adelantando, innovando y tratando de buscar mercados e inversión extranjera y cómo explotar bien los servicios”.
Aseguró que luego de 2008 no se ha realizado ninguna reforma que permita que los índices o que la aguja se mueva. ¿Pero qué le permitió a República Dominicana alcanzar el reconocimiento de varios organismos en el año referido?, le preguntó Héctor Linares, editor de Economía de este diario, al funcionario entrevistado.
“paralelamente al proceso de negociación con los países centroamericanos y Estados Unidos en el DR-Cafta, República Dominicana llevó a cabo un plan de competitividad que tiene una serie de planteamientos para implantar reformas en cada sector. Nosotros hicimos reformas midiendo qué tan fácil era hacer una empresa en el país, y logramos bajar substancialmente el número de días ese capítulo”, respondió.
Esa información que ofreció Van der Horst fue revalidada por Laura del Castillo Saviñón cuando informó que la cantidad de días que se requerían bajaron de 74 a 19 y eso se tradujo en resultados positivos. Ese y otros logros se alcanzaron gracias a un comité interinstitucional que se formó bajo la coordinación del CNC, en el que participaron la Dirección General de Impuestos Internos, la Oficina Nacional de la Propiedad Industrial, la Cámara de Comercio y Producción de Santo Domingo. Antes de eso no se veía la constitución de una empresa como un todo, sino que cada institución actuaba de manera individual. Otros elementos que ayudaron fueron la Ley de Sociedades, que creó instrumentos y vehículos para hacer una empresa, y la ley que creó a Proindustria y que otorga una serie de facilidades e incentivos desde el punto de vista productivo. Van de Horst también citó la Ley de Pymes como un paso de avance del país.
Al CNC se le anotan como logros el empuje dado a la creación de clústers o conjuntos productivos, de los cuales existen más de 20 en el territorio dominicano. Entre esos clústers con los que el CNC ha estado de cerca y ayudó a constituir se encuentran el de Mango de Peravia, de Turismo de Barahona, de Plástico, de Belleza, de Turismo de Santo Domingo y los que tienen que ver con la industria del cacao, entre otros. Esos logros quizás no se miden en los índices internacionales de competitividad, pero les han permitido al país competir.
Desde el punto vista de Van der Horst, bajar el costo de la energía no le garantiza al país que será competitivo de la noche a la mañana, si no toma en cuenta otros elementos como la preparación de los recursos humanos, y el uso de la tecnología y la innovación dentro de las empresas.
