Duquesa es una mala palabra. Nada más mencionarla nos provoca aversión. Allá deben ir a parar los desechos del Gran Santo Domingo, pero ahora siguen entre nosotros, se quedan en el camino, y siguen retratándonos como incapaces de resolver una cuestión tan elemental.La basura. ¡Esa basura!, que debería ser un insumo útil, es el mismo problema de siempre. A veces mal manejada en uno de los municipios, pero ahora convertida en un mal mayor de toda la Capital.
La cuestión sigue siendo la acumulación en las calles, en todos los sitios de la ciudad, pero la excusa válida es que las vías para transportarla hasta su destino final están destruidas. Las lluvias han llevado su deterioro al extremo. Y los alcaldes de los tres municipios se han confesado incapaces de solucionarlo.
Al principio era cuestión del ayuntamiento Santo Domingo Norte, pero se hizo evidente que esa municipalidad no está en capacidad de dar adecuado mantenimiento al acceso al vertedero, que cualquier solución tiene que ser compartida por la denominada “Mancomunidad”. Después, todos los alcaldes se pusieron de acuerdo en que era necesaria una intervención estatal.
Correspondía al gobierno reconstruir las carreteras. Ninguna de las dos tiene una extensión de más de dos kilómetros.
Hasta que el gobierno nacional fue comprometido, con la palabra del presidente de la República. Y efectivamente, Obras Públicas la repara a través de El Casabe, pero ahora la excusa por la lentitud es el volumen pluviométrico en la zona.
Es verdad que ahí se registran altas precipitaciones, según los registros del aeropuerto El Higüero durante esta época. Pero Obras Públicas no trabaja con la debida celeridad que el caso demanda.
¿Qué se espera, que la Capital se convierta una vez más en un gran vertedero, que rebroten las enfermedades endémicas, como el dengue, que ha bajado este año, o que retornen los brotes de cólera?
Por favor, señores del Gobierno, resuelvan este problema, sin más dilación.
