Encuentro de amigos en mis 55 años

En este día, 7 de mayo del 2016, cumplo 55 años de edad. Han sido cinco décadas y media muy bien vividas y grandemente bendecidas. Durante este trayecto de mi existencia he pasado por muchos momentos importantes, cruciales, alegres, difíciles…

En este día, 7 de mayo del 2016, cumplo 55 años de edad. Han sido cinco décadas y media muy bien vividas y grandemente bendecidas. Durante este trayecto de mi existencia he pasado por muchos momentos importantes, cruciales, alegres, difíciles y complicados. Y estoy profundamente agradecido de ese Dios Todopoderoso que me ha sabido proteger, cuidar y bendecir, incluso cuando yo no creía en Él y militaba de manera aguerrida en la causa revolucionaria, marxista-leninista, y casi atea.

Desde niño, tuve siempre una gran vocación para insurreccionarme en contra de las injusticias. En mi juventud abracé con profundo amor la causa revolucionaria, y durante dos décadas milité con amor y pasión en busca de la transformación de la sociedad por la vía violenta, para construir una nueva sociedad basada en la igualdad y la justicia. En 1987, con escasos 26 años me casé con la mejor mujer del mundo, Zinayda, que se convirtió en el mejor regalo que me ha dado Dios en toda mi vida. Ella me hizo un orgulloso padre de dos capullos de amor y ternura llamados Amelia y Cheizi. Y hoy, una de ellas, Amelia, me ha hecho abuelo orgulloso de dos nietos ya nacidos, Ianna Amelie y Juan Fernando, y de una linda bebé que viene a final del mes, Isabella Amelie.

Viví un tiempo en la Nicaragua Popular Sandinista, y otro tiempo en la ciudad de Miami, cuna del anticastrismo. En ambos lugares aprendí algo importante: sin amor, nada es posible en la vida. Cuando retorné a Santo Domingo, mi hija menor Cheizi tomó el camino de Jesús, lo asumió como guía de su vida y eso impactó en las nuestras. Al poco tiempo, tanto mi esposa Zinayda como yo, abrimos nuestros corazones y Jesús los llenó completamente y nos transformó para siempre. Aquellos deseos de hacer la revolución y destruir todo el Estado, se trastocaron en predicar el evangelio e impactar con nuestro humilde ejemplo a todos aquellos que desean encontrar la felicidad, la paz y la salvación eterna.

Jesús se convirtió en el centro de todo lo que somos y hacemos. Así me encuentran estos 55 años. Un hombre nuevo, diferente, lleno de amor por los suyos y por los demás, deseoso de cambiar la realidad, pero consciente de que ese cambio se inicia con la transformación individual de cada uno de nosotros, teniendo la orientación y la visión del Dios Todopoderoso, él único capaz de transformarnos plenamente.

En este día, hago un balance para seguir avanzando en mis nuevos caminos. Veo ese hermoso pasado de izquierdismo y sueños, como una etapa preparatoria de mi Dios para encontrar las grandes bendiciones que me ha dado y me seguirá dando. Hoy, con profunda humildad y agradecimiento reúno a un grupo de amigos de diversas etapas de mi vida, que me enseñaron muchas cosas. Amigos de la infancia, de la adolescencia, de la universidad, de las lides izquierdistas, de sueños truncados y esperanzas renovadas, y de esta etapa que hoy vivo, llena de Jesús y de bendiciones.

Hoy me reúno, en un encuentro de amigos, con todos esos hombres que me señalaron el camino y me acompañaron a transitarlo. Aunque muchas derrotas nos alcanzaran. Pero nunca perdimos las esperanzas. Y esa esperanza es y ha sido tan grande y tan fuerte, que incluso uno de esos amigos de momentos difíciles, es quien hoy dirige con mucho acierto la nación dominicana, y espero que la siga dirigiendo cuatro años más.

Gracias, Dios mío por permitirme llegar a 55 años. Y gracias por darme ese grupo de amigos de siempre, que han sabido caminar junto a mí y nunca han permitido que mueran nuestros sueños y nuestras esperanzas.

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