De la más reciente muestra en Casa de Teatro, además de lo comentado la semana pasada, nos queda citar el caso de Marcia Guerrero, para quien el azul se ha erigido como fuente inspiradora y creadora de un sistema de pensamiento que por añadidura, requiere una lectura discontinua, en razón de la curiosidad o la sorpresa que transmutan sus piezas.
La intensidad expresiva de toda una tejedura tonal, tiene como fin una búsqueda aparente y exacerbada por la naturaleza, especialmente por la flora. Aparecen formas distintas de observar de contornos rígidos y oscuros…La belleza específica de las formas que recrea, muestran un alto valor expresivo asociado a un cercado y recluido apasionamiento por la subsistencia.
Por otro lado, la imaginación de Francis Victoria y su percepción y manera de representar el cuerpo humano, nos llaman la atención, por sus figuras de expresiones sinuosas, sobre fondos monocromos y planimétricos, de singular espacialidad y fluidez en el lenguaje compositivo. De igual forma, nos ha cautivado la extraordinaria versión venusina de sus dibujos femeninos. Con una presente afinidad morfológica, el artista conforma un sistema de líneas que por medio de áreas de amplios contrastes, se abre paso a un sugerente y lujurioso universo compositivo. Cada imagen nos advierte en su elegante giro de la belleza y la serena naturalidad de la posición de los cuerpos que el placer va más allá de la mirada, basta contemplar cada pieza.
En suma, es cierto que el conjunto de la producción visual de estos artistas no presenta relación alguna, ni en lo visual, ni en lo conceptual. Como ningún mundo tiene que ver con otro, pues cada cual tiene sus características. Sin embargo, aunque analógica, la muestra es sugerente, controversial, estéticamente bien lograda y, entre matices, visualmente nos propone nuevas expresiones y realidades.