La era sumergida (1)

(Inicio una serie de artículos sobre una etapa histórica nuestra. Vierto íntegra la Proclama de Barquier).

(Inicio una serie de artículos sobre una etapa histórica nuestra. Vierto íntegra la Proclama de Barquier).Vecinos de la parte del este de Santo Domingo. Hace seis meçes que haveis levantado contra el Gobierno Francés el estandarte de la rebelion; hace seis meçes que desgarrais el seno de vuestra patria. ¿Qual era pues vuestra esperanza en vuestra culpable empresa? ¿y que haveis ganado en esta guerra tan impia como insensata?–Vuestros campos estan azolados; vuestros hatos despoblados; y vosotros haveis forzado aquellos que fueron vuestros amigos à llevar entre vosotros la muerte y la desolacion. ¡Ingratos! ¿Que os faltaba?  ¡Bajo qual autoridad mas paterna y amorosa queiais vivir! Yo se que haveis sido seducidos, que haveis sido cruélmente engañados; ¿Pero como aun vuestros ojos no esàn todavia abiertos? ¿Por ventura, sacrificariais à la criminal ambicion de vuestros Gefes, y a los perfidos concejos de vuestros enemigos eternos, vuestra tranquilidad, vuestras propriedades, la existencia de vuestras Esposas y de vuestros hijos, y en fin quanto compone la felicidad del hombre de bien en la tierra, y sus esperanzas en la otra vida?-Quando vuestros Gefes han precipitado el destino des esta Pais en la tempestuosa mar de las revoluciones, ellos no ignoraban el horroroso venidero que os preparaban, y al qual os entregaban; pero en su delirio han andado ciegamente azia un punto que no alcanzaràn famas, por que yo, y mis valerosos soldados, nos hemos puesto entre ellos, y esse punto.¡Insensatos! Todos vosotros haveis desesperado de la clemencia del gobierno; vosotros no haveis podido creer en mìs palabras de paz porque despues de haver sido traidores con vuestros bien-hechores, y perjuros à vuestros juramentos, os haveis hecho desconfiados; pero desengañaos; todavia aun es tiempo; y yo lo repito, porque me hallo demasiado fuerte para no temeros; regresad à vuestras casas; sed pacificos; bolbed à vuestras tareas y faenas domesticas, y borra con una sumicion pronta quanto mal haveis causado. Dios no quere la muerte del pecador: el encomienda el olvido de las injurias, siendo su ley divina, el norte de mis acciones. Como Cristiano, y como representante del Emperador de los Franceses, yo os consedo un indulto general y entero. Vuestras propriedades seràn respectadas; sereis protejidos, y tratados como los antiguos Franceses; pero daos priesa à aprovechar mis generosas ofertas; porque de aqui à poco, quiza ya no estarà en mi poder el hacer cosa alguna por vosotros.  Bueltos pues à vuestro deber, algun dia bendicireis mi clemencia, è incluireis mi nombre en las acciones de gracia que dareis al omnipotente, quien sin duda quiere salvar este pais, quere que todavia sea dichoso, y que yo sea el instrumento de su bondad.

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