Escuchar a la población

Huelga decirlo, más que escucharla, hay que atender el grito.La inseguridad es la preocupación fundamental de los dominicanos en este tiempo.Cualquier esfuerzo que se haga para darles algo de seguridad a las personas pudiera…

Huelga decirlo, más que escucharla, hay que atender el grito.

La inseguridad es la preocupación fundamental de los dominicanos en este tiempo.

Cualquier esfuerzo que se haga para darles algo de seguridad a las personas pudiera ser tan estimado, incluso, más que la alimentación misma.

Eso tiene que saberlo todo el gobierno, empezando por el propio presidente Danilo Medina.

Imaginamos que debe sentirse algo frustrado por la ocurrencia de tantos hechos delictivos.

Tantos asaltos, robos, asesinatos horribles en las calles, sólo para robarles a las personas. Ya no son los enfrentamientos entre bandas y las muertes por ajuste de cuentas. Es un ataque generalizado que no respeta nada y ante el cual las autoridades no muestran ninguna capacidad para controlar la situación.

Y eso tiene que preocupar. Y especialmente al mismo presidente Medina. Ya reelecto, después de atravesar una prueba de fuego, con un alto apoyo de la población.

En esta nueva fase por la que pasa en el poder, tiene que encontrar los medios, las vías, para encarar el crimen.

Trabajar para devolver la paz a los dominicanos.

Y él no está ausente de la situación. Se ha llegado al extremo de que ni siquiera en el entorno de la zona donde vive la gente se siente segura.

De modo que no sólo han sido desafiadas las autoridades “competentes”, las directamente responsables, sino el gobierno mismo, el presidente de la República.

Esto hay que pararlo.

Sí. Todos sabemos que hay un causal socioeconómico, pero es evidente que a la falta de autoridad en las calles, al debilitarse ese sentido de autoridad, los delincuentes creen, y lo disfrutan, que pueden hacer cualquier cosa, sin límites. Eso no puede ser.

No vamos a pedir una represión generalizada, porque no es de eso que se trata, pero el gobierno tiene que replantearse el combate de la violencia desafiante.
La vigilancia electrónica de las calles ha dado fruto, pero eso es sólo el principio de un programa mayor. Debe incluir un reenfoque del tema, que lo envuelva todo.

La población lo pide. Hay que escucharla.

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