Muchos, cuando vieron la inconsistencia del Heat de Miami en la temporada regular, se confundieron. Otros, fanáticos de ese equipo (que son muchos en República Dominicana), se preocuparon. Una pequeña parte sabía que todo era cuestión de temporada regular y que cuando llegara el momento sencillamente Miami iba a apretar como nadie.
Este último grupo no se equivocó. La NBA se trata de eso. Cuando hay un equipo de la talla de Miami, aquel que ose llevarse en un 100% del comportamiento de un combinado en la ronda regular para hacer su evaluación de cara a los playoffs puede incurrir en un grave error. Hay que saber que la NBA no es una carrera de velocidad, sino de resistencia y aquel que mejor administre sus piezas en ese sentido ganará la carrera.
No por algo los Spurs de San Antonio y los propios Heat están en esta instancia. Sus dos dirigentes majearon con sobrada sabiduría el uso de sus jugadores, especialmente de sus estrellas. Veo a Miami que está prácticamente relajando con los Pacers de Indiana, que se ve desarmado y desalmado. La serie me ha enseñado que esos dos gallos no salen, a pesar que algunos jugadores de Indiana se empeñan en hacer bulla mediática. No hay forma que Indiana le gane a Miami cuando su centro, y una de las figuras principales del conjunto, sea tan inconsistente que ya se torna normal que se vaya sin anotar en un encuentro. Frank Vogel no ha tenido respuesta para contener la odiosa ofensiva de Miami, que tiene mil maneras y recursos para anotar.
La gente habla de LeBron y LeBron, pero olvida la robusta temporada que ha tenido Dwayne Wade y lo bien que ha estado Ray Allen saliendo desde el banco. ¿Y qué decir cuando Chris Bosh aparece? Invencibles. Anoche se jugó el cuarto partido de la final de la Conferencia Oeste.
Esta entrega está escrita mucho antes de la hora del comienzo. No creo que Serge Ibaka sea el hombre para inclinar la balanza a favor de los Thunder de Oklahoma frente a los Spurs de San Antonio, equipo que estuvo desastroso por completo. Sigo pensando que esa serie se va a siete partidos y que cada equipo gana en su casa. Eso, obviamente, favorece a los Spurs.
