Exportaciones: ¿Promesa o decepción?

El conocido estancamiento relativo de las exportaciones de bienes y servicios del país es una mala noticia porque la capacidad de generar divisas es la que permite que la economía crezca a largo plazo. La debilidad exportadora puede ser compensada&#8230

El conocido estancamiento relativo de las exportaciones de bienes y servicios del país es una mala noticia porque la capacidad de generar divisas es la que permite que la economía crezca a largo plazo. La debilidad exportadora puede ser compensada temporalmente por la entrada de créditos o la inversión extranjera. Pero en la medida en que la capacidad de pago se achica y las expectativas de crecimiento se ensombrecen, como es el caso actual, estos flujos disminuyen y se hace más perentoria la necesidad de dar un nuevo impulso a las exportaciones.

En el caso de las exportaciones de bienes, también es conocido que han cambiado. A la caída de las exportaciones de ropa a los Estados Unidos, por fortuna otras actividades han reaccionado positivamente y han compensado ese descenso. Además, se han abierto nuevos mercados. Pero ¿qué tipo de exportaciones han emergido? ¿Apuntan éstas a conformar un nuevo patrón exportador? ¿Son prometedoras? ¿Cuáles son los nuevos mercados?

El Observatorio Dominicano de Comercio Internacional (ODCI), una iniciativa público-privada-académica de análisis e investigación, está trabajando sobre estos temas. Resultados preliminares de su trabajo ofrecen algunas respuestas a estas preguntas.

Las exportaciones que más han crecido desde 2006 hasta 2011 han sido las de productos primarios, en particular frutas, vegetales, cacao, azúcar y café; y diversas manufacturas como plásticos, alimentos procesados (pastas alimenticias, harina, pasta de tomate), cemento, productos de belleza, de limpieza del hogar, aparatos diversos ensamblados, productos médicos gastables como gazas y vendas,  telas, y cobre y productos relacionados.

En principio, lo anterior dice poco, pero cuando las nuevas exportaciones se desglosan por mercados, sectores de actividad y productos específicos, se tiene que concluir con una nota de desaliento. Por un lado, aunque las exportaciones de productos primarios incluyen frutas y vegetales cuyos procesos productivos son un poco más complejos que los de otros de su tipo, siguen siendo productos con bajo valor agregado. Además, cerca de la mitad continúan siendo productos tradicionales que han visto cierta recuperación.

Por otro lado, lo que ha explicado el crecimiento de las exportaciones de manufacturas nacionales ha sido el mercado de Haití. El peso del comercio con Haití ha aumentado de manera significativa en los últimos años. Para que se tenga una idea de su importancia, entre 2006 y 2011, las exportaciones hacia ese país aumentaron en US$700 millones, casi exactamente lo que se redujeron las exportaciones hacia los Estados Unidos. En otras palabras, las compras de Haití es lo que ha evitado el colapso de las exportaciones de bienes de la República Dominicana.

Haití es el gran comprador de productos plásticos, de alimentos procesados como pastas alimenticias, harina, sopas y pasta de tomates, de jabones y detergentes, y de cemento. A su vez, las exportaciones de tejidos de algodón aparecen como un rubro destacado, pero se trata esencialmente de telas desde zonas francas en el país hacia zonas francas en Haití, lo que sugiere que tienen poco valor agregado nacional porque el país no es gran productor de telas y que a lo sumo sufrieron un procesamiento mínimo como lavado o corte.

Por su parte, los aparatos ensamblados diversos y los productos médicos gastables como gazas y vendas son exportaciones de zonas francas, con las características conocidas como una escasa vinculación al aparato productivo nacional, bajo contenido tecnológico y relativamente poco valor que se agrega en el país.

Por último, todo el mundo sabe que, aunque allí hay productos accesorios de tuberías, en las exportaciones de cobre y relacionados hay mucha chatarra y desperdicios producto del robo. Entre 2008 y 2011, por ese concepto se exportó más de US$265 millones.

En síntesis, las investigaciones del ODCI apuntan a una reestructuración de las exportaciones que si bien ha evitado el desastre, es poco prometedora porque descansa en mucho en exportaciones primarias, en el mercado de Haití que no promete crecer todo lo necesario, en nuevos productos de zonas francas con poca vinculación al resto de la economía, y en exportaciones de metales robados.

Hay que saludar la mayoría de las nuevas exportaciones pero, definitivamente, ¡la apuesta debe ser otra!

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