Ha sido un yerro del expresidente Hipólito Mejía y/o de los asesores que pudieron haberlo empujado a hacer la denuncia, el lanzamiento del torpedo sobre la supuesta participación de militares en la presente campaña electoral. El tema militar es aún uno de los más sensibles que puedan tocarse.
Talvez por eso hay quienes dicen que “a los guardias hay que dejarlos en sus cuarteles”. Mejía es hombre que no rehúye pleitos y no faltan los que piensan que se siente mejor en la bronca que en la paz, pero poner sobre el tapete una denuncia como esa no parece muy prudente en este tramo. En principio, creyeron que era un jonrón, pero resultó un foul.
Incontinencia
La incontinencia verbal ha sido una constante en el accionar del candidato presidencial perredeísta, y si en los comicios del próximo 20 de mayo le acompañara el revés, ese sería uno de los puntos en que buscarían justificación los compungidos. Ahora corre más que de boca en boca, de terminal en terminal (porque la informática gana cada día más terreno), la versión que atribuye precisamente a ciertos comentarios indebidos, talvez reales o talvez inventados, que se afirma habría hecho el presidente Mejía en conversaciones privadas jacarandosas, la negativa tan rotunda de Miguel Vargas Maldonado a caer en el flirteo para que se integre a la campaña del nominado por su partido.
Y en las últimas semanas se han agregado otras versiones dando cuenta de supuestos avances hechos por el mismo candidato, y en las mismas condiciones, sobre lo que haría con Vargas Maldonado y hasta con el presidente Leonel Fernández, una vez que eventualmente se viera instalado en el Palacio Nacional en agosto venidero. Dizque ha dicho que a Miguel “lo sacaría a patadas” de la presidencia del partido blanco y a El Príncipe “lo mandaría a vacacionar a Najayo”, sugiriendo que le perseguiría y encarcelaría por alegada corrupción. El pueblo dice con su popular sabiduría que “la lengua es el castigo del cuerpo”…
