Aunque nos hemos acostumbrado a recibir el alza en los precios de los combustibles sin decir esta boca es mía, no me imagino levantarme y encontrarme con la noticia de que a los combustibles le aplicarían alzas cifrables en un 50% más de lo que pagamos, llevando la gasolina, por colocar un elocuente ejemplo, a la friolera de 375 pesos.
Es lo que ha sucedido en Ucrania con el precio del gas y, para colmo de males, el gobierno impuesto “dedocraticamente” –y por tanto, ilegal- tras el golpe de estado al presidente Viktor Yanukovich, no ha tenido el valor de anunciarlo directamente, sino que ha sido la empresa Naftogaz (una especie de Shell o Texaco ucraniana) quien ha hecho el anuncio.
Una de las razones por las que el derrocado gobierno ucraniano de Yanukovich adujo no firmar el acuerdo de asociación con la Unión Europea, lo cual le valió las protestas y su posterior defenestración, fue que, tanto los Estados Unidos como la propia Unión Europea, condicionaban dicho acuerdo a que se concertara primero un compromiso con el Fondo Monetario Internacional que incluía este incremento en el precio del gas, por lo que, es de suponer que cuando los manifestantes salieron a las calles de Kiev a protestar, incomodos e inconformes con la decisión del gobierno, estaban conscientes de que luchaban, entre otras cosas y sin mencionarlo, porque se le aplicara ese odioso incremento.
Es posible también que no estuvieran al tanto de manera consciente de ese detalle y que, tal y como han planteado diversos especialistas en la materia, tan solo servían, como en otros casos similares, como punta de lanza para provocar la torpe y brutal reacción del gobierno de Yanukovich, y así poder justificar su destitución del poder y el consecuente empotramiento de la trilogía compuesta por la Unión Europea (más bien Alemania), Estados Unidos e Inglaterra -con el concurso de Polonia, que ansía recuperar viejas posesiones territoriales en manos de Ucrania- a las puertas de Putin, o de Rusia para ser más institucional.
Cualquiera que sea la hipótesis, la realidad es que la economía de Ucrania se contrae 3% para estos primeros meses del 2014, su tasa de inflación ronda un 14%, y resulta que necesita la suma de 15 mil millones de dólares para no caer en quiebra.
Justamente es la cantidad en bonos de Ucrania que Vladimir Putin compró hace unos meses con la intención de ayudar a que la economía ucraniana no cayera en default.
Crimea y el principio de autodeterminación de los pueblos
Crimea, contrario a lo que algunos piensan, al evaluar la decisión de ésta de volver a convertirse en territorio ruso, nunca fue una provincia de Ucrania, sino que su estatus ha sido el de República Autónoma, cuya constitución acepta la asociación con ese país por medio de tratados, pero que se autogobierna, con una legislatura propia y además cuenta con un presidente. Fue allí, específicamente en la ciudad de Yalta en donde se reunieron Stalin, Churchill y Franklin Roosevelt, en 1945, para pactar los detalles del final de la Segunda Guerra Mundial y acordar verse más tarde en San Francisco, de donde saldría la formación de la Organización de las Naciones Unidas.
Adicionalmente a esto, es un territorio con una belleza incomparable. Los que la conocen dicen que es un paraíso en el Mar Negro, incluso y guardando la distancia, la equiparan a París en belleza.
Crimea está a la altura del mismo meridiano de Italia y España, lo que sugiere que sería bien fundada la predilección que por este territorio tenía la zarina Catalina II, llamada también Catalina La Grande, cuando en 1783, tras la guerra ruso/otomana, incorpora este territorio a Rusia y lo escoge como su lugar de descanso.
En 1954, Nikita Kruschev, (algunos dicen que bajo los efectos del vodka) transfiere Crimea como regalo a Ucrania, de donde era oriundo, en momentos en que esta última pertenecía a la Unión Soviética, sin embargo, al caer la Unión de República Socialistas Soviéticas (URSS), en 1991, Ucrania se independiza y es a partir de aquí en donde nace el conflicto por la península de Crimea, en donde la mayoría de su población es ruso parlante y de descendencia directa de Rusia.
Las relaciones de estos dos países, aun con sus diferendos, han sido cordiales dependiendo de quién gobierne en Ucrania, llegando incluso a firmarse un acuerdo entre ese país y Rusia para que la flota de este último, empotrada en el Mar Negro, tuviera su sede hasta el 2047 en Sebastopol, al sur de Crimea. l
Crisis
La economía de Ucrania se contrae 3% para estos primeros meses del 2014, su tasa de inflación ronda un 14% y resulta que necesita 15 mil millones de dólares para no caer en quiebra.
