La comunicación deportiva dominicana ha dado un salto cuantitativo en los últimos años.
Nuestros medios están llenos de jóvenes que realmente tienen talento para ejercer el oficio, pero siento que la mayoría no poseen un comunicador, cronista o periodista deportivo de la vieja guardia que les señale el camino a seguir, que les forme, que les moldee, y eso, a mi juicio, se nota en el proceder de una buena parte de la nueva generación de comunicadores que está más preocupada por sonar que en formarse en términos periodísticos.
Hay quienes piensan que en este oficio, por lo fácil y abierto que es, no hay reglas de juego, que no existen preceptos básicos a los cuales respetar.
Piensan que comunicar es sólo hablar y jamás miden el arma que puede ser un micrófono en el aire.
Las redes sociales representan la nueva arma de este oficio y el cronista o comunicador que no cuenta con ellas sencillamente está atrás. La vieja guardia lo ha sabido y cada vez son más los colegas de la vieja escuela que inician su nicho en el espacio cibernético y que le dan uso correcto.
En las redes, con la nueva escuela, prolifera el uso de las llamadas fuentes periodísticas. Ha habido una prostitución de ese mecanismo y ahora cualquier cosa que se dice es a través de una fuente. Resulta que en estos últimos días fuentes de un par de colegas dieron por hecho situaciones que aún no han sucedido y probablemente nunca sucedan.
Debemos saber que cada vez que fallamos en una información basada en una fuente, la gente lo nota y cuando viene a ver nuestra imagen como comunicador, cronista o periodista queda deteriorada. Probablemente hacer un mea culpa, en vez de hacernos de la vista gorda ante la información errada, sea la salida más inteligente en ese sentido. He aprendido que en este oficio nuestra clase es muy pasible a ser usada.
Con frecuencia algún interesado en poner a correr un rumor se acerca y lanza el veneno para que sea uno quien deje correr su mentira a los fines de lograr un predeterminado propósito.
No nos dejemos utilizar. Vamos a ser más cuidadosos con nuestras fuentes. Cuidemos el oficio. l
