A mí la vida por momentos me compara a un gimnasio. Así como en éste nos entrenamos para conseguir vitalidad, fortaleza y resistencia física, el diario vivir supone también un permanente entrenamiento emocional y espiritual, para forjar capacidad de resistencia y combate frente a los retos cotidianos. A más peso levantado en el gimnasio, a mayor intensidad y disciplina al entrenar, mayor desarrollo y fortaleza muscular. Asimismo, aplicando el enfoque correcto podemos emerger más fortalecidos de las dificultades y problemas. El cuerpo de la nación habrá de vivir un duro período de entrenamiento, en el gimnasio instalado con el nuevo gobierno. Deberá ser sometido a estricta disciplina fiscal, para vencer debilidades que amenazan su estabilidad orgánica. l

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