Grandes decisiones

Para muchos gobernar es decidir, pero aunque nuestras autoridades toman múltiples decisiones a diario, las fundamentales, aquellas de las que depende  nuestro futuro o el cambio de giro para un mejor porvenir; se postergan indefinida e injustificadament

Para muchos gobernar es decidir, pero aunque nuestras autoridades toman múltiples decisiones a diario, las fundamentales, aquellas de las que depende  nuestro futuro o el cambio de giro para un mejor porvenir; se postergan indefinida e injustificadamente.

Peor aún, muchas de las  que sí se toman, comprometen futuras decisiones fundamentales, haciendo más compleja la eventual solución de algunos retos.

Ahora que el gobierno está decidido a discutir y suscribir un Pacto por la Reforma Educativa es oportuno recordar que el éxito del mismo dependerá de las decisiones importantes que esté dispuesto a tomar.  No habrá educación de calidad sin maestros de calidad.  Si nuestro sistema educativo está en crisis es porque quienes lo conforman también lo están.  La causa de la educación tiene que estar en manos de la sociedad que ha sido víctima de las falencias de nuestro desastroso sistema educativo y no de quienes han promovido el calamitoso estado de cosas.  La clave dependerá de si el gobierno está dispuesto a tomar las decisiones necesarias, dejando de jugar a la política con el gremio de los maestros, como históricamente ha ocurrido.

En todos los foros  internacionales se repite hasta la saciedad la necesidad de un desarrollo sostenible.  Copiar el concepto como hemos hecho para incluirlo en la Estrategia Nacional de Desarrollo es muy fácil. Ahora bien, generar iniciativas que realmente empujen en ese sentido es mucho más difícil.

Nuestros gobiernos de las últimas décadas, promovidos en parte por iniciativas de organismos multilaterales, han ido destinando recursos a muchos programas de asistencia social a través de subsidios como mecanismo de lucha contra la pobreza.  En un país en el que se hace creer al pueblo que cada dádiva debe agradecerla al funcionario que se la entrega, a pesar de que la misma sale del bolsillo de todos los contribuyentes, estos programas deberían ser un instrumento transitorio y focalizado. Pero es imposible esperar que haya desarrollo sostenible si no se sientan las bases para ello. Si no se generan empleos productivos suficientes, si no se mejora la calidad de la educación para que el perfil de esos empleos sea cada vez mejor y si no se potencializan nuestras capacidades en los sectores estratégicos como el turismo, la industria y la exportación; el desarrollo sostenible será una quimera. Tenemos recursos limitados y en vez de utilizarlos eficientemente estamos gastando la mayor parte de ellos para mantener las cosas como están y a veces, hasta para empeorarlas, no para mejorarlas.

Nuestra deuda ha crecido a un ritmo muy acelerado en los últimos años, y esto no es lo peor, sino el destino que han tenido esos fondos. Sin embargo ya nadie se sorprende de que el gobierno anuncie una nueva emisión de bonos, ni muchos prestarán atención al destino de esos recursos. El gobierno tiene la responsabilidad de establecer las prioridades para hacer que todas las acciones y recursos sean dirigidos por éstas.  De lo contrario desperdiciaremos las escasas oportunidades de resolver nuestros  problemas fundamentales que requieren de grandes decisiones y, nos mantendremos en el eterno círculo vicioso en que hemos vivido.

Posted in Sin categoría

Más de

Más leídas de

Las Más leídas