El próximo 19 de mayo el pueblo dominicano irá a las urnas para escoger las autoridades nacionales y congresionales, que dirigirán los destinos de la nación en los próximos cuatro años. Existen muchos candidatos para cada posición que está en juego, por lo que resulta necesario que al momento de votar hagamos un ejercicio honesto, responsable y visionario sobre a quiénes les daremos nuestro apoyo.
Una sociedad como la nuestra camina de forma correcta y sana cuando sus autoridades manejan el país con un alto sentido de integridad y honestidad, con apego a los principales valores de una ciudadanía responsable, pero sobretodo cuando ejercen su papel de liderazgo teniendo como modelo al líder más grande y más integro de toda la historia de la humanidad: Jesús.
A la hora de votar, debemos escoger a los candidatos que en sus prácticas cotidianas modelen a Jesús, expresen los valores y las enseñanzas de Jesús y nunca vaya a aprobar acciones contrarias a las enseñanzas de nuestro Señor y Salvador. Un presidente que tiene temor de Dios, gobierna con mayor eficacia y mayores posibilidades de ser un verdadero servidor público, y no creerse un ser superior a todos. Un congresista que sigue el modelo de Jesús nunca apoyará una ley que viole los preceptos bíblicos de la familia, no aprobará nada que tenga que ver con la ideología de género ni con la aprobación legal del aborto, y mucho menos que respalde las tres causales.
Los candidatos a ser apoyados en estas elecciones deben ser aquellos que modelen a Jesús, que tengan temor y respeto a Dios y su palabra, que vayan a fortalecer las leyes que respetan la dignidad humana, y que profundizan y fortelecen nuestra esencia cristiana. Debemos tener presente que nuestra sociedad será mucho mejor en la medida que nuestras autoridades, nacionales y congresionales, sean orientadas y dirigidas por el Dios Todopoderoso que nos creó y nos ama sin límites, y que envío a sacrificar a su hijos Jesús para que nosotros fueras salvos y encontráramos la vida eterna.
En esta elecciones y siempre, Jesús es referente para medirnos a todos, incluídos los candidatos en esta etapa electoral. Todo candidato debe entender que Jesús es el gran modelo a imitar para convertirnos en seres humanos dignos, honestos, íntegros, felices. En su vida de maestro y de guía, Jesús dejó enseñanzas que son claves para entender la magnitud de su condición de hijo de Dios y de su acción en favor de la humanidad.
Una de las grandes enseñanzas de Jesús es el amor. El evangelio de Mateo precisa que estando Jesús en una discusión con los fariseos, quienes se aferraban a la ley de Moisés, le preguntaron cuál era el gran mandamiento de la ley, a lo que les respondió: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mateo 22:37-39).
Jesús también nos enseñó a perdonar. En el Sermón del Monte, al Jesús referirse a cómo actuar ante los enemigos, dijo lo siguiente: “…yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y persiguen”(Mateo 5:44). Jesús nos dice que perdonemos de manera completa y sincera. No diciendo que perdonamos pero no olvidamos, pues el perdón verdadero implica necesariamente el olvido total de todo lo que ha sucedido.
Otra carácterística de la vida y el ministerio de Jesús en la tierra es su gran espíritu de humildad. Para Jesús la humildad es parte consustancial del liderazgo. Pedro, uno de los discípulos más destacados de Jesús, entendió profundamente esta enseñanza del Maestro y en su primera epístola, en el capítulo 5 versículo 5, escribió lo siguiente: “Y todos sírvanse unos a otros con humildad, porque Dios se opone a los soberbios pero muestra su favor a los humildes”.
Al momento de votar el 19 de mayo debemos tener presente que cada candidato que apoyemos refleje, de alguna manera, las enseñanzas de Jesús en su accionar político y en su vida. Que, como Jesús, sepan a amar a Dios con todo su alma, su corazón y su mente, que puedan amar al prójimo como a ellos mismos, que practiquen el perdón de manera permanente, que sean siempre servidores de los demás y practiquen la humildad con sinceridad y en todas las circunstancias. Al candidato que veamos así, debemos apoyarlo sin reservas.