De historiadores

En las versiones sobre el asesinato del dictador Ulises -Lilís- Heureaux, se lee la capacidad “creativa” de algunos de los historiadores…

En las versiones sobre el asesinato del dictador Ulises -Lilís- Heureaux, se lee la capacidad “creativa” de algunos de los historiadores que las escribieron.

Emilio Rodríguez Demorizi destaca como lo más temible de Lilís, “la espantable fiereza de sus ojos”.

Y Blanco Fombona además expresa su  prejuicio racial. Se refiere a Lilís como “el negro”, y dice que Heureaux no sólo disparó su arma, sino que lanzó círculos exorcisantes con los dedos…

Rodríguez  Demorizi: “Es el día de Santa Ana, 26 julio. Está allí, desprevenido, en el depósito y escritorio de Don Jacobo de Lara, olvidado de su confidencia a su amigo don Manuel Morillo: ‘compadre aquí andan unos políticos que hay que desabotonar’. Y ya se despide, en la acera, de don Jacobo de Lara y de sus amigos Lucas Guzmán, Carlos M. Rojas, Panchito Henríquez y otros (…) cuando Jacobito de Lara le hace un disparo que le hiere por la nuca y Ramón Cáceres avanza de frente  sobre él descargándole su arma sobre el pecho. Lilís avanza sobre Cáceres tratando afanosamente de sacar el revólver, entorpecido por la mano inválida, y al lograrlo sólo alcanza darle muerte al anciano Eduardo Ignacio, que esperaba una dádiva, y al fin, cuando no puede avanzar un paso más sobre el agresor que retrocede, más que ante su arma ante la espantable fiereza de sus ojos, se apoya de  espaldas al tronco de una guásuma (…) y deslizándose lentamente hasta quedar sentado, se extiende agonizante, cara al sol, y de la mano abierta por la muerte, cae el humeante revólver”.

Blanco Fombona anota: “Va a partir para Santiago. Le aguarda el caballo ensillado. Tiene calzadas las botas de montar y puestas las espuelas. Le regala a un mendigo una papeleta de cinco pesos. Conversa con don Jacobo de Lara, cuya casa de comercio hace esquina. Le han puesto la silla en la acera, donde corre más fresco. Oye que hablan e inquiere: ¿Qué hace ahí ese joven Cáceres? Jacobito de Lara que sale de la casa paterna sin dejarse ver le hiere de un balazo en la espalda. Lilís al sentirse herido levantase ágilmente, saca con la izquierda el revólver que pasa a la diestra manca y ataca a balazos a sus agresores, al propio tiempo que grita: ¡Asesinos! Lara, Ramón Cáceres, Pablito Arnaud y otros hacen buen blanco en el negro. Dícese que Lilís avanzaba y sus atacantes retrocedían. Heureaux no sólo dispara su arma, sino que lanza círculos exorcisantes con los dedos y hace como que recoge las balas enemigas en el Panamá”.

Las versiones nos dicen que son de las “creaciones” de historiadores sobre las circunstancias en que el general y presidente de la República Dominicana de finales del siglo XIX, Ulises Heureaux habría sido asesinado en Moca, hoy provincia Espaillat.

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