Iglesia cuestiona piñata en reparticiones pensiones

Santiago.-La Iglesia Católica denunció que el coro de voces indignadas llega hasta el techo de la impotencia colectiva debido a que parece…

Santiago.-La Iglesia Católica denunció que el coro de voces indignadas llega hasta el techo de la impotencia colectiva debido a que parece una piñata las abultadas pensiones estatales provocan esta reacción. 

Dice que esas acciones de muchos funcionarios lastiman el alma de la conciencia social.  

Advierte esa situación no puede continuar y no es posible que funcionarios públicos, amparados en la legalidad, que ellos mismos han creado, sigan exprimiendo el erario público a costa de la miseria de muchos.

“El caso del Contralor General de la República, que además del sueldo que recibe por esta función obtendría una pensión de más de 600 mil pesos mensuales nos deja sin aliento. Renunció a la misma por la presión que recibió y el escándalo que generó tan desatinada actitud”, apunta.

En su editorial del semanario Camino, cuestiona que aún se viva en un país con enormes desigualdades sociales. 

La Iglesia denuncia que muchas personas viven con un estilo de vida tan escandaloso, que hiere la dignidad de tantos hombres y mujeres excluidos de sus derechos más elementales.

“Mientras tenemos servidores públicos que entregaron sus mejores años al país recibiendo una pensión que no les alcanza para comprar los medicamentos que necesitan para seguir existiendo, tenemos otros que ensanchan sus cuentas bancarias con un dinero no merecido”, indica.

Dice que llegó la hora de transitar los caminos de la transparencia y de que la actividad política no continúe siendo un trampolín para el enriquecimiento al vapor. 

“Si de verdad queremos alcanzar el desarrollo nacional, hay que erradicar toda práctica de dispendio y francachela en el Estado. Sólo así el pueblo entenderá y asumirá la austeridad que se nos pide”, puntualiza.

Sugiere que se ventilen otros casos de pensiones no justificadas, del pasado y del presente, ya que las mismas no están acordes con la realidad de carencias y privaciones que vive el pueblo.  

Denuncia que los fondos públicos no son una piñata para repartirla entre los más vivos.

Finalmente, indica que la nación necesita administradores honestos, pulcros y con vocación de servicio y refiere que quienes dirigen deben ser los primeros en predicar con el ejemplo.

 

 

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