Importaciones no inciden en la crisis del sector arrocero

El problema en el sector arrocero no está en las importaciones, como han denunciado algunos productores, pues los contingentes establecidos en los acuerdos de libre comercio son relativamente bajos, menos del 10% del consumo nacional.

El problema en el sector arrocero no está en las importaciones, como han denunciado algunos productores, pues los contingentes establecidos en los acuerdos de libre comercio son relativamente bajos, menos del 10% del consumo nacional.

Además, en los últimos años la importación real ha estado por debajo de los contingentes permitidos tanto en el tratado de libre comercio con Estados Unidos (DR-Cafta) de 14,200 toneladas anual, equivalentes a 312,400 quintales, como el la Organización Mundial de Comercio (OMC) de 15,210 toneladas, equivalentes a 334,620 quintales.

Si se suman los dos contingentes, se tienen en total 647,000 quintales, menos de un mes de consumo nacional, que son aproximadamente 900,000 quintales. El año pasado se importaron sólo 483,200 quintales de arroz.

Lo que pasa es que la producción ha ido creciendo, mientras el consumo local ha estado estancado. Para tener una idea, en 2005 la producción de arroz fue de 9.2 millones de quintales y el consumo aparente de 10.7 millones. La diferencia se cubrió con importaciones. En tanto que en 2010 la producción fue de 12.5 millones de quintales, y el consumo aparente de 10.6 millones. Es decir, el consumo no varió, mientras la oferta aumentó en 2 millones de quintales.

La aparente crisis que se registra en el mercado del arroz tiene su base en el exceso de producción por encima de la demanda y de lo previamente planificado, lo cual, dado que los costos locales son muy elevados, hace que se presenten excedentes de un producto que resulta caro, por el alto costo, y muy difícil de exportar.

Los amplios márgenes de rentabilidad de los arroceros han sido sostenidos por el Estado, a través de la pignoración y de la garantía de parte de las autoridades de mantener un precio de “equilibrio” que resulta mucho más caro para los consumidores, a costa de  la sobrevivencia del sector.

Los ciclos de producción

La temporada arrocera se extiende durante todo el año. Una primera etapa que va desde diciembre hasta mayo de cada año y una segunda etapa productiva que se extiende desde junio hasta agosto. Los productores han incentivado una tercera época de siembra marginal entre los meses de septiembre a noviembre, a pesar de que las autoridades han pedido que se reduzca.

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