Donald Trump se convirtió hace pocos días en el 45 presidente de los Estados Unidos. ¿Qué ocurrió para que esto se concretara? Parecen lejanos los días en que pocos tomaban en serio al magnate neoyorquino en su intento por llegar a la Casa Blanca; distantes parecen las jornadas en que se le daba por descartado en las primarias republicanas, y más tarde, en la elección general.
Este ocho de noviembre, el quiebre de lo convencional fue consumado, un hecho que comenzó a vislumbrarse comenzando la tarde de ese martes inolvidable, cuando algunos observadores en distintas partes de Estados Unidos hablaban de un sentimiento “pro Trump”. Además, los sondeos a boca de urna sugerían que ya los votantes habían tomado su decisión en el mes de septiembre, indicando por igual que ni la investigación del FBI en contra de Clinton, ni los vídeos con contenido sexista de Donald Trump, determinaron el rumbo de los sufragios.
Más tarde, mientras la cuenta de Twitter de Donald Trump mantenía la cordura, la campaña de Clinton publicaba un mensaje revelador: “Este equipo tiene mucho de qué estar orgulloso. Pase lo que pase esta noche, gracias por todo”.
Todos los ojos estaban puestos en Florida, estado que suele catapultar a los candidatos a la presidencia. Con el pasar de las horas, la diferencia de más de cien mil votos a favor de Trump fue el primer gran indicio de que su victoria dejaba de ser una quimera.
Muchos analistas le daban a Clinton algo más de 320 votos electorales, dejando a Trump con unos 215, muy lejos de los 270 necesarios para ganar. No obstante, el republicano se hizo fuerte en estados indecisos y puso férrea resistencia en bastiones demócratas como Minnesota, Wisconsin y Michigan.
Clinton ganó con notorias dificultades en estados en los que debía ganar con facilidad, como fue el caso de Virginia. En Ohio no tuvo ninguna posibilidad y Trump siempre se mantuvo en la delantera en Florida. Con ambos, y encajando los 20 votos electorales de Pensilvania, Trump logró el mágico 270.
Ya es un hecho, Trump sucederá a Barack Obama. En su primera comparecencia llamó a la unidad afirmando que será el presidente de todos los estadounidenses, en un intento por resarcir el daño de una campaña de un pobre intercambio de ideas sobre el futuro de Estados Unidos.
La gran pregunta ronda con fuerza: ¿cumplirá Donald Trump sus sorprendentes promesas?
