La escuela económica. Esteban Delgado. 23-08-11

Instituciones innecesarias La actividad política y el pago de “deudas” a los trabajadores de las campañas electorales son la causa, en gran medida, de la existencia de una cantidad considerable de instituciones del sector público que hace años dejaron de tener razón de ser en el país. No es que haya que oponerse a la […]

Instituciones innecesarias

La actividad política y el pago de “deudas” a los trabajadores de las campañas electorales son la causa, en gran medida, de la existencia de una cantidad considerable de instituciones del sector público que hace años dejaron de tener razón de ser en el país.

No es que haya que oponerse a la existencia de organismos estatales que contribuyan con el buen funcionamiento de la burocracia administrativa del gobierno en su conjunto; pero cuando se hace un ejercicio de observación y análisis, se puede notar que hay entidades de más.

Por ejemplo, la Corporación Dominicana de Empresas Estatales (Corde) que durante un tiempo reunía a las empresas del Estado que el gobierno heredó de la dictadura de Trujillo, ya no debería existir, pues la mayoría de esas compañías desaparecieron y otras pocas pasaron al sector privado con la capitalización que se realizó en el primer gobierno de Leonel Fernández (1996-2000).

También el Consejo Estatal del Azúcar (CEA), un emporio que en el pasado administraba 12 ingenios azucareros, ahora sólo le quedan ruinas de algunos centrales y extensiones de terrenos que se han estado negociando, mediante operaciones muchas veces poco transparentes, que deberían estar a cargo de la Dirección de Bienes Nacionales.

La Corporación de Fomento a la Industria Hotelera (Corphotel) debería ser disuelta, pues sus funciones puede desarrollarlas el Ministerio de Turismo. Lo mismo ocurre con el sector regulador del transporte, donde hay al menos cuatro entidades estatales con características similares, que deberían operar como una sola institución.

El Ministerio de Obras Públicas compite con la Oficina de Ingenieros Supervisores de Obras del Estado, una entidad que ha sido muy cuestionada por la forma en que adjudica las obras estatales que le son encargadas por el gobierno.

La última vez que el país supo que existía un instituto de artesanías fue para denunciar un escándalo de corrupción en un programa de televisión. Más adelante se descubrió que esa entidad también tiene otra similar, inventada por el Poder Ejecutivo para crear puestos políticos. Además tenemos en el país un Instituto Nacional de la Aguja. ¿Dígame usted? Se quedan muchas, pero entre una cosa y otra, hay mucho por recortar.
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