Azua es la cuarta provincia más grande del país, y la que tiene mayor cantidad de gobiernos locales. El Caribe recorrió diez de sus 32 divisiones para describir los resultados de la acción municipal.
Como los servicios que la junta municipal de Los Jobillos ofrece a la comunidad son muy pocos, los empleados terminan su jornada diaria de trabajo antes de las 2:00 de la tarde, cuenta Amandry Cáceres, encargado de tesorería de la institución, instalada en una pequeña casa.
A menos de cinco kilómetros del lugar, las puertas de la vivienda que acoge a la junta de Las Barías-Estancia están cerradas. Después de la hora de almuerzo del martes, ni siquiera el vigilante quedó por los alrededores. Ambas juntas están ubicadas a la orilla de la carretera, porque las comunidades que gobiernan son, estructuralmente eso: tramos de calles pobladas en sus márgenes. Y no son los únicos de la zona.
En sus 2,680 kilómetros cuadrados de extensión, Azua tiene el mayor despliegue de gobiernos locales de la República, con 10 municipios y 22 distritos municipales de características similares.
“En términos de beneficios políticos la división sí ha funcionado. Pero para mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos, no”, asegura Ángel Ramírez, presidente del Consejo de Desarrollo de Azua.
Ramírez dice que los distritos municipales trabajan con presupuestos pírricos, que en pocos casos se acercan al millón de pesos por mes; sirven para alimentar la nómina estatal y amarrar las negociaciones de cargos públicos que hacen los partidos políticos en tiempos de campaña; y, por la deficiente administración, rara vez consiguen crédito de los grandes suplidores provinciales.
El presidente del Consejo de Desarrollo sostiene que en los distritos del municipio cabecera se da el caso de regidores que se asignan cuotas de combustible para cuatro vehículos familiares. “Es un fracaso.
Este país no se puede seguir manejando de esa forma”, critica, con el aval que se arroga por haber participado del proceso de elevación de categoría, pero alegadamente sin ofrecer su apoyo a los dirigentes que supuestamente mercantilizaron los cargos de las instituciones antes de que existieran.
Realidad. En el municipio de Sabana Yegua las calles son un desastre, porque están llenas de hoyos, porque en algunos puntos no tienen asfalto, porque en otros no cuentan con aceras y porque de tramo en tramo dejan ver el verde crecimiento de la maleza.
La sede del cabildo no está mejor. En el frente ondea una bandera deshilachada, y un camión destartalado se mantiene a sol y sereno a un lado del patio. Niovel Guzmán, munícipe, no recuerda si alguna vez la edificación fue inaugurada. Pero sí está seguro de que su casa y la de sus vecinos se llenan de polvo, en tiempos de sol, y de lodo, en días de lluvia, por el mal estado de las vías.
Además dice que en la zona no hay alumbrado, ni aceras, y que los servicios públicos son limitados. Como él, también se quejan algunos residentes de Las Charcas, La Guanábana, El Toro, Ganadero y Estebanía.
Quejas
Juan de León
Junta municipal Las Barías
“En realidad, la fuente de ingreso de nuestro distrito es la agricultura y el ganado. El asunto del desarrollo viene paulatinamente. A raíz de la creación de nuestro distrito es que hemos avanzado con el arreglo de calles y contentes”.
Niovel Guzmán
De Sabana Yegua
“En tiempo de campaña política vinieron a decir que iban a arreglar los contenes y las calles, pero todavía no han hecho nada. Aquí los motoristas andan entre hoyos, y los palos de luz están dañados en su mayoría”.
Proceso de división
El más intenso proceso de división territorial de la provincia Azua se produjo entre 2000 y 2010. Esa vez, 21 comunidades fueron elevadas de categoría, en procura de desarrollarlas. Para el 2002, la Oficina Nacional de Estadística (ONE) indicaba que 63% de la población vivía entre indigencia y pobreza.
