El pasado viernes el Banco Central envió a los medios de comunicación una información que, aunque se publicó el sábado en los periódicos más importantes, no recibió una gran colocación y su contenido prácticamente no impactó.
Sin embargo, era una gran notica. La entidad monetaria se quejaba de que los bancos comerciales han dispuesto aumentos en las tasas de interés por encima del impacto estimado que tendría el cobro de 1% de los activos que se le cargó en la reciente reforma fiscal.
Agrega el Banco Central que en los últimos nueve meses venía tomando medidas de ajustes en las tasas de interés que impactaron en las entidades de intermediación financiera. Pero de manera sorpresiva, el pasado mes de julio, los bancos aumentaron sus tasas activas en 2.79 puntos porcentuales, es decir, proporciones superiores a las que habían hecho por los efectos de las medidas de restricción de los nueve meses anteriores.
“Al respecto, cabe destacar que el citado incremento de 2.79 puntos porcentuales que se registra en las tasas de interés activas en julio 2011, además de que sobrepasa de manera significativa el efecto esperado, estimado en 1.58 puntos porcentuales (por el 1% que se le aplicó a los activos), no se corresponde con el compromiso asumido entre las partes, en el sentido de que las autoridades se comprometían a liberarle a la banca, oportunamente, recursos de encaje legal en una proporción similar, equivalente en términos absolutos a alrededor de unos RD$5,000 millones, con la finalidad de compensarla y de que no traspasara ese impacto fiscal a las tasas de interés activas.
No obstante, se evidencian muestras de que la banca se ha adelantado, y ha efectuado incrementos adicionales en sus tasas activas, en contraposición a los acuerdos arribados en la mesa del diálogo”, agrega el Banco Central en un párrafo sin desperdicios (bancentral.gob.do).
El Banco Central también cuestiona en ese comunicado otros ajustes que vienen haciendo las entidades de intermediación financiera por servicios que ofrecen a sus clientes.
Esos ajustes afectan más a los ciudadanos y la advertencia que hace el Banco Central es buena oportunidad para que la Superintendencia de Bancos le pida cuentas a las entidades de intermediación financiera y les exija que le “bajen algo”.
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