MADRID (AP) — Guiados por el olfato goleador del gerente de un banco, el Mirandés se encuentra en las semifinales de la Copa del Rey para el asombro de propios y extraños de un fútbol español monopolizado por un par de clubes millonarios.
El modesto club también ha levantado el ánimo de una localidad que atraviesa apuros financieros en España.
Mirandés es apenas el segundo equipo de tercera división que alcanza esta fase de la competición después de que Figueres lo lograra hace 10 años.
Para llegar a las semifinales, Mirandés eliminó en el torneo a equipos de primera división como Villarreal, Racing Santander y Espanyol.
Su próximo turno comienza el martes al enfrentar en el partido de ida al Athletic Bilbao, que ha conquistado 23 veces la Copa del Rey.
El club se encuentra en la localidad norteña industrial de Miranda de Ebro, de 40.000 habitantes y golpeada por un desempleo elevado al igual que al resto de España debido a la persistente recesión.
Mirandés está cerca de clasificarse a la final, lo cual sería histórico para la ciudad, y una nueva campanada le aseguraría un lugar en las competiciones europeas de la próxima temporada.
«Hemos puesto en el mapa a Miranda de Ebro», dijo a The Associated Press el defensor César Caneda, quien anotó el gol de la victoria contra Espanyol en el último minuto del partido la semana pasada.
«Gracias a esto, para una ciudad que sufre una crisis tremenda de desempleo, pues tener un equipo que da de vez en cuando alegrías, se lo merece», apuntó.
Mirandés disfruta su roce con los grandes del fútbol español, algo llamativo al considerar que nunca ha estado por encima de la segunda división en sus 84 años de existencia.
Mucho del crédito corresponde al desempeño de su mediocampista Pablo Infante, quien trabaja de día en un banco y es futbolista de noche.
Mirandés está acostumbrado a disputar partidos como el del sábado, en el que perdió de visitante 1-0 contra Segoviana, es decir, en condiciones como un estadio municipal lodoso, iluminación deficiente y canchas a las que les falta césped, lo que hace que los jugadores se resbalen.
«Esto es algo maravilloso. Para un equipo pequeño, lo que está pasando es increíble», expresó el entrenador Carlos Pouso.
«Estamos dentro de los mejores cuatro equipos de España. Cuántos equipos nos cambiarían esta posición para tener la posibilidad que tenemos. Fíjate con la seguridad que estamos jugando. No vamos a parar», agregó.
La Copa del Rey no es un torneo que favorezca a los equipos débiles, su sistema de partidos de ida y vuelta está diseñado para dar ventaja a los conjuntos de la primera división.
Como sea, Mirandés no se intimida y su marcha, gracias a seis goles de Infante, ha dado ánimo a una localidad a la que ha pegado duro la crisis financiera.
Casi uno de cada cuatro españoles está desempleado y la tasa de desocupación entre jóvenes alcanza 45% tras las secuelas del estallido de la burbuja en bienes raíces y la construcción, sectores que habían impulsado el crecimiento económico de España durante casi una década.
«Somos de una ciudad industrial donde ha bajado mucho el empleo», dijo Rosa Izquierdo, agente de bienes raíces.
«La gente no sabe si va a tener trabajo el día siguiente, entonces toda la gente está contenta por lo que está pasando en estos tres o cuatro días ahora (con el equipo). La atención mediática, el ingreso extra de dinero por el club, la ciudad. Estamos gastando más de lo normal con los viajes con más partidos y esto se nota», agregó.
Izquierdo figura entre los cientos de aficionados que hicieron el viaje de tres horas hasta Segovia para asistir el partido del sábado.
Los boletos para el partido, el transporte y los hoteles figuran entre los gastos que tienen que hacer los aficionados locales deseosos de seguir la travesía del equipo en la Copa del Rey, pese a los apuros económicos.
El equipo, que tiene un presupuesto anual de un millón de euros (1,3 millones de dólares), ha procedido a atender la demanda extra de lugares.
En su estadio municipal de Anduva, con aforo para 6.000 aficionados, derribó un muro a fin de construir una nueva sección que alojará a 1.700 personas más.
«Es un momento histórico y tenemos que afrontarlo de la mejor manera posible», expresó Infante a la AP en Segovia.
«Somos jugadores de Segunda B, somos gente muy humilde y no estamos acostumbrados a esta atención mediática, pero intentamos hacer lo mejor posible», apuntó.
El mediocampista quizá sea el único directivo bancario popular en España en estos momentos de dificultades económicas.
Infante, de 31 años y gerente del banco Caja Círculo, ha impresionado con su juego, su técnica y su actitud de jugador de primera división.
«Antes (Infante) tenía un perfil más individualista, pero con los años y los entrenadores ha cambiado y está jugando más de equipo ahora», dijo Miguel Angel Martínez, aficionado del Mirandés, quien llevaba puesta una bufanda roja, como el color del equipo.
«Está contento, tiene su famila allá y creo que si fuera más joven le apetecería la posibilidad de firmar con un equipo de más alto nivel, pero creo que él ve el fútbol como un hobby», añadió. «La ilusión del fin de semana: venir al campo y disfrutar del fútbol, vivir el fútbol de la realidad».
Infante es el jugador más veterano del Mirandés, con siete años en sus filas.
El gerente bancario disputó la temporada pasada el partido en el que Mirandés perdió 1-0 ante Guadalajara, al endosar un penal en los últimos minutos. El resultado le costó el ascenso de categoría.
Esa derrota hizo más especial la actual campaña del Mirandés en la Copa del Rey.
En un país cuyo fútbol está dominado por Barcelona y Real Madrid, los jugadores y aficionados del Mirandés sueñan por igual participar en las competiciones españolas y europeas, y enfrentar en la final de la Copa del Rey al equipo campeón del mundo, Barcelona. Barcelona y Valencia disputarán la otra semifinal de ida y vuelta del certamen.
Cualquiera que sea el resultado de la semifinal, Miranda de Ebro ha disfrutado la experiencia.
