“No imaginé que iba a ser Presidente”

El diálogo terminó de la mejor manera. Del primer momento de dubitación, el presidente Leonel Fernández pasó a agradecer la oportunidad de hablar de su experiencia en el poder, de su vida particular, de sí mismo.

El diálogo terminó de la mejor manera. Del primer momento de dubitación, el presidente Leonel Fernández pasó a agradecer la oportunidad de hablar de su experiencia en el poder, de su vida particular, de sí mismo.

El tiempo pasó volando. Al final, una pregunta obligada a quienes nos acompañaron en el auditorio limitado del escenario de grabación: -¿Cómo quedamos? Ya imaginan la respuesta… Un apretón de manos y una sugerencia: deberíamos hacer una segunda entrevista sobre sus ideas políticas y filosóficas, sobre el futuro de la República, las tendencias globales y el futuro de la humanidad. “Ya veremos”, concluyó el mandatario. A continuación, la última parte del diálogo.

Como quiera, son 12 años de ejercicio, cuatro y ocho. Presidente, lo que sí es objeto de discusión es la distribución de la inversión. Yo tengo la impresión de que usted ha hecho una inversión muy alta en el Gran Santo Domingo y que no ha habido una buena distribución de la inversión, por ejemplo, a las provincias del país.

Usted sabe que eso se dice, pero cuando viajo por el interior me doy cuenta cómo la obra de gobierno llega a todas partes. Usted toma hacia el Este de la República y verá los elevados, cruza el puente Juan Bosch, entre la avenida Las Américas, sigue a la autovía del Este, eso llega a La Romana; ahora está la carretera de El Coral, está el bulevar de Punta Cana a Uvero Alto, estamos uniendo a Miches con Sabana de la Mar, es decir, todo el Este. En San Pedro de Macorís todos los barrios están pavimentados. Juan Dolio y todo su entorno con instalación de acueductos, planta de tratamiento de aguas residuales. La Altagracia, pavimentación de calles, construcción de viviendas, el acueducto. El Seibo lo hemos hecho de arriba abajo, completamente. Coja ahora el Sur. Usted coge la carretera de San Cristóbal a Baní, hecha por este gobierno. Toma de Baní hacia San Juan de la Maguana, el 15 de Azua, la carretera de San Juan a Barahona, todo lo ha hecho este gobierno. Usted coge el Cibao…

Quisiera llevarlo a Tamayo a inaugurar las calles.

¡Seguro!

Pero usted no las ha hecho todavía.

Está pendiente, está pendiente… Pero tome Puerto Plata. Los puertoplateños dicen que ningún gobierno ha hecho lo que ha hecho este gobierno.

Ahora, presidente, viéndolo enumerar sus obras, hablar de lo que ha hecho, ¿cómo siente que lo valora el pueblo dominicano?

El pueblo dominicano nos ha dado un respaldo excepcional. Fíjese que desde el año 2004 hemos ganado cuatro elecciones consecutivas por encima del 50%. Yo creo que ningún otro político en la historia moderna de la República Dominicana ha recibido todo el apoyo electoral que ha recibido el Gobierno del Partido de la Liberación Dominicana. De manera que ha habido una correspondencia en términos de apoyo popular a lo que ha sido nuestra obra de gobierno. Y aún en medio de la más grande crisis económica y social de los últimos 80 años, el pueblo dominicano todavía nos ofrece un apoyo que pasa del 50%. De manera que yo me siento privilegiado de haber podido contar con un apoyo solidario por parte de la ciudadanía.

Durante sus gestiones ha desarrollado una política muy de cara al mundo, vinculando el país a los organismos internacionales, tratando líderes… De todos esos liderazgos ¿cuál dirigente le ha impresionado más?

Ahí hay una mezcla de muchas inteligencias y muchas experiencias, de gente que está vinculada a un área del mundo, pero entre las personas que más me han impresionado está el expresidente de Uruguay, Julio María Sanguinetti. Lo considero un hombre de una brillantez fuera de lo común, excepcional. De igual manera el expresidente Fernando Henrique Cardoso, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva; la energía del presidente Hugo Chávez, inagotable, y su vinculación con las causas populares, la inteligencia descomunal de un Fidel Castro, que tiene curiosidad insaciable para conocer el detalle de cada cosa, una sabiduría realmente impresionante. Lo mismo puede decirse de Felipe González de España, un hombre que se mantiene actualizado de los temas económicos, políticos, de problemas internacionales y con una inmensa capacidad de exposición. De manera que en eso también he sido privilegiado, por haber tenido la oportunidad de conocer e intercambiar con gente de un talento fuera de lo común, con gente comprometida con las mejores causas, y que, al mismo tiempo, son brillantes y excepcionales.

La vinculación con esos líderes y sus mismas gestiones, ¿lo habrán puesto a pensar en alguna posición en un organismo internacional, después de agosto de 2012? La gente habla de eso.

Usted sabe que yo tengo una característica y es que nunca he procurado empleos. Yo no me imaginé que iba a ser presidente de la República. Las circunstancias me llevaron a serlo. Tampoco en otros puestos, como alcanzar un cargo internacional. No me lo propongo. Hago cosas porque quiero contribuir modestamente desde mis posibilidades. Si eso llama la atención o interesa, ya con eso uno puede pasar a otro nivel, pero en principio nunca he procurado cargos. Al revés, hasta he rechazado cargos por mantener mi libertad de accionar.

¿Cómo se siente Leonel Fernández, el individuo, cuando oye decir a personas como Vincho Castillo, que usted es el más importante activo de esta nación?

Lo que sucede es que el doctor Castillo tiene por mí un afecto muy especial que yo no he logrado reciprocar. Yo siento por él una admiración, un respeto, porque veo en él a una persona muy interesada por el bienestar de la República Dominicana. Tenemos una amistad muy estrecha y sé que él siente mucho afecto y esa consideración. Y viniendo de una persona como él, me impulsa a asumir un compromiso mayor y de tratar de realizar una obra de gobierno a la altura de las expectativas que se esperan de nosotros. De manera que una expresión como esa lo que hace es que pone mayor carga de obligación sobre mi actuación, tratar de hacer las cosas bien.

Señor Presidente, usted enumeraba las obras, algunas de las realizadas en esta gestión. Sin embargo, todavía faltan muchas cosas por hacer en República Dominicana, ¿Qué usted siente que se le ha ido quedando de su agenda de gestión?

La democracia como proyecto político es un proyecto inacabable y el progreso económico nunca tiene límites. Sería un error de cualquier dirigente político considerar que debo quedarme en el poder más tiempo porque no he logrado terminar tal cosa. Nunca se termina. La educación es un tema que nunca termina, la salud es un tema que nunca termina, la construcción de infraestructura jamás puede terminar porque el progreso siempre sigue ahí, el progreso no se detiene. Tengo que ver si en la balanza me da más positivo que negativo, si al dejar el gobierno –yo o cualquier gobernante, lo digo en sentido genérico–, hay un legado, si hay huellas que se dejan, positivas, para la continuidad de lo que aún falta, de lo que aún queda. Claro que estoy consciente de que quedarán muchas cosas, y claro que hay desafíos pendientes para gestiones en el futuro. Yo le diría uno, el tema eléctrico, por ejemplo, es un tema que no hemos logrado resolver enteramente. ¿Por falta de voluntad? No. ¿Por falta de inversión? Tampoco. Heredamos unas complejidades que no podrían resolverse enteramente, sino hasta el año 2016. Eso lo digo porque se ataron contratos con determinadas empresas de generación de energía que dificultaron que nosotros pudiéramos resolver el problema en el tiempo que nos ha tocado gobernar. Creo que hemos avanzado, creo que el país hoy en día está en una mayor capacidad de generación, que ha habido una diversificación de las fuentes energéticas para la producción de electricidad. Creo que hemos logrado una cobranza de reducción de pérdidas, aunque no todo está resuelto como yo había deseado. Pero no fue por falta de voluntad política, no fue por falta de inversión, de decisión, sino por una herencia que se proyecta hasta el año 2016 y que dificultaba o impedía que ese tema fuera resuelto a plenitud.

Usted termina el gobierno el 16 de agosto, pero seguirá siendo el presidente del Partido de la Liberación Dominicana. ¿Cómo se vislumbra en esa posición?

Mi papel como presidente del PLD, ya fuera de un escenario electoral, y sobre todo sin la premura de un proceso electoral cada dos años, es realmente contribuir a la modernización del PLD en los próximos años. Así como hemos contribuido a modernizar el Estado, ahora también, con más calma, con más dedicación, veremos cómo convertir al PLD en un instrumento político eficiente, con unos cuadros bien formados, bien preparados, para enfrentar los retos que República Dominicana tendrá en el siglo XXI. Entrenar cuadros con suficiente preparación, con formación ética, con capacidad técnica, y con vocación de servicio y dominio político para la solución de los problemas. Eso es lo que me corresponderá desarrollar al frente del PLD.

Presidente, en el 2016 usted seguirá siendo un hombre joven, de 50 y poco más de años.

Bueno, en el 16 yo estaré cumpliendo 62 años.

Seguirá siendo joven. Yo tengo 61 y no estoy tan viejo [Risas].

No, definitivamente no.

Con esa experiencia [más risas] ¿estará en su agenda volver al poder?

Uno no puede adelantarse a los hechos. Como le he dicho, yo nunca aspiré a ser Presidente. Mi tarea, mi agenda, no es ocupar un cargo público. Mi agenda es cómo puedo contribuir al avance del pueblo dominicano. Si eso está en mi destino, ya veremos, y si no lo está, tampoco tengo resentimientos ni amargura.

La Constitución para entonces le tiene el camino abierto.

Legalmente lo estaría. Ahora, ¿qué va a pasar de aquí al año 2016? Ahí está la incertidumbre, el misterio de lo que va a acontecer. Es difícil que yo pueda contestar qué puedo hacer hacia el año 2016, cuando no sé si yo estaré vivo de aquí al 2016. Esperemos que sí…

Claro. Por cierto, hace 10 años que se fue Juan Bosch. ¿Cómo recuerda a Bosch, 10 años después, con usted en el poder? Con aquel lema de servir al partido para servir al pueblo.

Yo le puedo decir que en mi caso en particular tuve una relación muy estrecha con el profesor Bosch y lo llamo mi padre intelectual y político. Cada vez más veo lo visionario que fue el profesor Juan Bosch. Yo le llamo la mentalidad de la lírica más aguda del pueblo dominicano. Un verdadero pensador que se comprometió con las mejores causas de la República Dominicana. Yo aspiraría a ser considerado como un modesto discípulo del profesor Juan Bosch y yo creo que el profesor Bosch, allá en las alturas, donde debe estar en este momento, debe ver con regocijo cómo sus discípulos han estado dando la batalla en medio de grandes dificultades, de grandes obstáculos, para que la República Dominicana sea un lugar donde todos sus habitantes puedan realizar sus potencialidades creativas y puedan cristalizar sus metas. De manera que en ese sentido no hacemos nada perfecto, porque nada es perfecto en la vida, pero sí hemos desplegado nuestros mayores y mejores esfuerzos para la realización de una obra que pueda ser considerada, si no admirada, por lo menos respetada.
l Presidente, yo estoy muy agradecido, de verdad, de tener esta conversación con usted, de que usted me haya permitido este diálogo, de compartirlo también con la gente. No sé si quisiera decir unas palabras, ya para terminar.
Osvaldo, quiero agradecerle a usted la gentileza que ha tenido al sostener este diálogo. Una entrevista poco usual, porque no es tanto de los problemas nacionales e internacionales, sino que es un poco hacia el interior de mi persona.

Del ciudadano Leonel Fernández.

Exactamente, qué brota del alma de Leonel Fernández con respecto a estos temas y cómo hemos visto nuestra historia por el paso del escenario público de nuestro país, de manera que no es común que podamos tener esta conversación, donde se pasa a la parte de la intimidad, pero le agradezco que me haya concedido esta oportunidad de hacerlo, porque así puedo tener un diálogo más humano con el pueblo dominicano, que pueda tener una apreciación de qué pasa realmente por la mente, qué pasa por el corazón de alguien que tiene la responsabilidad de dirigir los destinos de una nación, en este caso de una nación como la República Dominicana.

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