“Los medios no están apoyando la música buena”

 ¿Podría rememorarnos cómo fueron sus inicios en la música?A los seis años, mi papá comenzó a darme clases de solfeo, ahí se dio cuenta que yo tenía aptitud. Me fui a la capital bien temprano y comencé a trabajar…

 ¿Podría rememorarnos cómo fueron sus inicios en la música?

A los seis años, mi papá comenzó a darme clases de solfeo, ahí se dio cuenta que yo tenía aptitud. Me fui a la capital bien temprano y comencé a trabajar en el 68 con Rafael Solano, estuve con él hasta el 80, y en ese período toqué con muchísima gente, y por ahí nos fuimos desarrollando un poco. Rafael Solano me inició en cómo aprender a escuchar música, aprendí a escuchar lo que es el bossa nova, jazz, las baladas dominicanas, entendí que la música era un negocio donde había que estudiar, que trabajar duro, aprender de los que más sabían, y comenzar a buscar mi propia orientación y sentido con la música.

Me dice que el saxofón es como su hijo, pero veo que tiene varios instrumentos aquí. ¿Por qué?

Estos saxofones son mis dos hijos principales, y el saxo soprano también. Hay otros instrumentos que llevamos por obligación para incursionar en la armonía. En el fabuloso mundo de la improvisación el músico tiene que aprender un poco de piano, y este es mi universo. Amo la música, y lo que más tiene el medio es que ha comercializado la música, los medios están apoyando solo lo que suena.

¿Cómo surge la idea de dirigir la primera escuela de música típica del país?

Recibí una llamada de Jochy Sánchez, y me habló de ese sueño que tiene de crear una escuela de música típica y que había pensado en mí para dirigirla.

Para mí fue chocante al principio, porque estaba fuera del medio, de aquí, 35 años, porque me había ido a vivir a Estados Unidos. Regresé en abril del año pasado, entonces vi eso como un gran reto, una responsabilidad, una forma de regalarle eso a Ñico Lora como el padre del merengue típico, y para mí fue un regalo de Dios, del universo, que viniera a trabajar. Estamos inmersos en eso, caminando un poco lento. Digo lento, porque no es un asunto de solo estudiar música, sino cómo concienciar a los jóvenes de la música típica de que la preparación es necesaria. No se le va a cambiar su forma de tocar típico ni nada, simplemente que pueda tener conciencia de saber qué es lo que está haciendo, enseñarles las herramientas de la música.

Siendo el merengue y la bachata nuestros principales ritmos, ¿cómo es que no había una escuela exclusiva que se dedicara a su enseñanza?

Parece que hasta ahora a nadie le había interesado realmente darle la importancia al valor socio-político de fortalecer la identidad nuestra. Jochy me manifestó que eso era un sueño por más de 20 años, de ver si se podía formar esta escuela y cómo ayudamos a los muchachos. Contamos con dos acordeonistas de los de mayor prestigio, que son Lupe Valerio y Rafelito Román, dos autoridades en cuanto a merengue típico; y lo que buscamos es eso, que puedan diferenciar cuándo se puede hacer una fusión como la hace El Prodigio, los muchachos de la Banda Real, Urbanda, sin que se distorsione la esencia de la música nuestra. Creo que es un gran paso que se ha dado, porque es la primera escuela del país en la historia de la música nuestra que crea las bases, los fundamentos para una escuela de música típica y esperamos un mercado que sea apetecible para ellos.

Anterior a la escuela, ¿cómo se preparaban los músicos?

Es una manera misteriosa que yo he tratado de investigar, de escudriñar, leyendo; dejar que mi sentir me guíe. No he podido descubrir que el acordeón, no siendo un instrumento nuestro, cómo hemos logrado este virtuosismo en este instrumento. Tenemos tantos acordeonistas, desde Matoncito, Ñico Lora, Tatito Henríquez, Bartolo Alvarado, Francisco Ulloa…, y de una forma misteriosa todos aprendieron de forma empírica. Yo diría que eso pasó, sin saber cómo, a ser parte de la cultura nuestra.

¿El merengue típico ha evolucionado?

Sí, indiscutiblemente que ha evolucionado. Tenemos cinco o seis grupos haciendo aportes nuevos, no creo que se han estancado, ellos como músicos jóvenes le están mostrando a la sociedad su aporte, porque no pueden seguir tocando lo que está tocando Rafelito Román, por ejemplo, que es un pilar de nuestra música. Ellos copian de Rafelito, del Ciego de Nagua, de Francisco Ulloa, pero lo ajustan a su forma de tocar. No creo que se haya estancado. El merengue de orquesta sí se estancó. El patrón “A lo maco” de los Hermanos Rosario, sin darse cuenta, fue sepultando el merengue tradicional de orquesta, se fue dejando de grabar con patrón rítmico el merengue, hasta que el merengue romántico de la década de los 80 desaparece totalmente. Eso empieza con una degeneración luego que sale Pochy Familia, Kinito, y ahí empieza el merengue a perder su patrón rítmico, hasta que llegamos al 2000 por ahí, y encontramos que tenemos un merengue de calle, que se va todavía más lejos, y hoy día no sé qué tenemos.

En el caso del merengue típico, ¿se ha mantenido la línea, la esencia?

Sí se mantiene, porque ellos tienen la vieja escuela y la nueva que han venido creando. La responsabilidad de ellos ahora es qué tan lejos se pueden ir, porque cuando evolucionamos demasiado estamos a punto de perder la creatividad humana, y eso está pasando con la globalización.

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