Libro del mes: La Altagracia

IntroducciónCon motivo de la novena edición, en este enero 2016, de mi libro “Nuestra Señora de la Altagracia”, se me ha ocurrido volver sobre este libro y poner de nuevo sobre el tapete su contenido.Es…

Introducción

Con motivo de la novena edición, en este enero 2016, de mi libro “Nuestra Señora de la Altagracia”, se me ha ocurrido volver sobre este libro y poner de nuevo sobre el tapete su contenido.

Es una presentación pastoral, con la historia, leyenda, contenido y significado de la Virgen de Higüey, con una explicación de los muchos símbolos que se pueden “leer” en este lienzo de la Protectora de la República Dominicana.

1. ORIGEN DE LA IMAGEN Y DEVOCIÓN ALTAGRACIANA EN LA ISLA DE SANTO DOMINGO

Este es el título y tema del primer capítulo del libro al que nos referimos. Lo reproducimos íntegro aquí:

“Sobre la presencia de la Imagen de la Altagracia en Higüey y los comienzos de su extendida devoción entre los dominicanos podemos recordar los siguientes datos:

1. La Imagen de la Altagracia (óleo sobre lienzo de fines del siglo XV o comienzos del XVI) y la villa de Salvaleón de Higüey están unidos casi desde la fundación de ésta hacia 1506.

Prácticamente han hecho historia común. También en la ciudad de Santo Domingo el culto y devoción a la Altagracia es muy antiguo. Algunos historiadores opinan que la capilla de la Altagracia, ligada al Hospital de San Nicolás de Bari, primero de la isla y del Nuevo Mundo, del que se conservan algunas ruinas en la calle Hostos de la capital, se remonta a los primeros años de la colonia, a la misma época de la Altagracia de Higüey.

Esta capilla desapareció. Allí se ha edificado la actual iglesia capitalina del mismo nombre de Altagracia.

2. En la memoria de los higüeyanos se conserva la tradición de que el santuario viejo está construido donde estuvo plantado el naranjo, en el que apareció la Virgen. Como nativo de Higüey, recuerdo que detrás del templo hay un lugar donde siempre vi, desde pequeño, un naranjo. Cuando se secaba uno, se sembraba otro.

Nadie sabe cuándo ni quién comenzó esta costumbre. Sólo se sabe que “así se había hecho siempre”, “de tiempo inmemorial”.

“La desaparición de la Imagen del oratorio familiar y su reaparición en un florido naranjo, ha sido conservada como algo intangible en Higüey durante siglos” (Mons. Pepén, en su libro “Donde floreció el naranjo”, página 30).

3. En un documento de 1650, escrito por el canónigo dominicano Jerónimo de Alcócer, se dice que es sabido de todos que la Imagen fue llevada a Higüey por los hermanos Antonio y Alonso Trejo. Consta, por otra parte, que en 1514 los Trejo ya estaban en Higüey. Este documento fue encontrado en la Biblioteca Nacional de Madrid por el historiador Emilio Rodríguez Demorizi y publicado por él en 1942 (ver apéndice núm. 1). El pueblo dominicano había perdido la conciencia de la relación de los Trejo con la Altagracia.

4. Se conservaba, sin embargo, en la memoria de los dominicanos una narración que se llama generalmente “la leyenda de la Altagracia”. Hay diferentes versiones de dicha leyenda, que no coinciden en todos los detalles, pero sí en sus afirmaciones de fondo.

He aquí el fondo del relato popular: la Imagen de la Altagracia le fue dada por un anciano, de manera casi milagrosa, a un padre para su hija, que le había pedido se la trajera de la capital. La Imagen desapareció de la casa y se apareció en un naranjo. La retornaron a la casa, pero el hecho se repitió varias veces: desaparición de la casa y aparición en el mismo naranjo. La gente interpretó este acontecimiento como un deseo de la Virgen para que se le colocara en la ermita parroquial; y así se hizo. Al ir aumentando el número de peregrinos visitantes, se construyó un templo más grande, consagrado en 1572 (el llamado Santuario Antiguo) y luego la actual Basílica inaugurada en 1971 y consagrada en 1972.

La primera versión escrita que conservamos de la leyenda es de 1698. Este documento tampoco se conocía. Fue encontrado por el Lic. Bernardo Vega en los archivos del Museo Británico y hecho público por él en 1985. Las otras versiones escritas, recogidas de la tradición oral, son de principio de este siglo; entre ellas se pueden notar las de Rafael Deligne y Juan Elías Moscoso (ver apéndice núm. 2). También Mons. Juan Félix Pepén, nativo de Higüey y su primer Obispo, la relata en su libro “Donde floreció el naranjo”.

5. La devoción altagraciana es conocida en España desde muy antiguo, en la región de Extremadura, donde hay santuarios en Su honor. De Extremadura, precisamente, son originarios los hermanos Trejo. Se sabe que muchos extremeños llevaron consigo la Altagracia a dondequiera que iban; y de hecho a lo largo y a lo ancho de la geografía latinoamericana hay muchas capillas y parroquias dedicadas a la Altagracia, que no nacieron por la influencia de la Altagracia de Higüey.

6. La historia de los Trejo y la narración del anciano, el padre y la hija parecen contradecirse. ¿Cuál de ellas es verdadera?

Juntándolas las dos podemos encontrar la verdad completa. La historia de los Trejo aparece, a todas luces, lógica: ellos vienen de Extremadura; allí es popular la Altagracia. Se sabe que al dejar la patria cada uno llevaba consigo la devoción popular de su región; estos dos hermanos se establecieron en el Higüey de la Isla Española y allí llevaron la imagen de la Virgen de su devoción, la Altagracia.
Los historiadores aceptan estos datos y en ellos encuentran el origen de la Imagen de la Altagracia en Higüey.

Pero esta historia precisa y exacta es incompleta. No nos da la razón de otro hecho también histórico: ¿Cómo se explica que habiendo otras imágenes de la Altagracia y de otras advocaciones en la isla precisamente la del lejano Higüey cautivara la devoción y el amor de los dominicanos? Hay aquí algo maravilloso, extraordinario, venido de parte de Dios. Que el pueblo dominicano conoce muy bien, que no es recogido por la historia de los Trejo, pero sí en la narración que se transmitió oralmente de generación a generación. Hay verdades de la vida de los pueblos que saben recoger mejor las leyendas que sus historias críticas.

Hoy la mayoría de los científicos coinciden en afirmar que “las leyendas” y “los mitos” son maneras de contar la historia y que no se pueden rechazar simplemente como falsos. Hay en ellos verdades dichas de una manera diferente a la de la historia crítica y racional. No todos los detalles de una leyenda son verdaderos, sino su fondo y su conjunto. De ahí que hay que dar a cada leyenda su valor y descubrir en ellas las verdades que encierran con un estilo poético maravilloso, encantador y fascinante, que no es el propio de la historia exacta y precisa, a veces seca y fría.

Así en la narración popular de la Altagracia aparece el dato de su aparición en un naranjo. Detrás de la devoción altagraciana hay, pues, un hecho extraordinario que se va a expresar y a multiplicar en muchos y variados “milagros” a lo largo de toda la isla y toda la historia de los dominicanos. Todos los días llegan a la Basílica testimonios de estas acciones divinas extraordinarias. Son tantas que casi se han hecho normales y tal vez por ser muchas, la mayoría no se anotan.
La Altagracia de Higüey es, por tanto, una Imagen marcada por algo fuera de lo común, histórica y realmente milagrosa. Es la experiencia de todo un pueblo. La historia de los Trejo no explica este origen; la leyenda sí.

¿Y qué manera más hermosa de decir que la Altagracia es un regalo extraordinario de Dios al pueblo dominicano y a sus descendientes que aquella de la narración popular altagraciana?

2. Contenido
Coloquemos aquí íntegros los títulos del contenido de nuestro libro sobre la Altagracia al que nos estamos refiriendo:
I. Origen de la Imagen y de la devoción altagraciana en la isla de Santo Domingo
II. Valor e importancia de las imágenes
III. Descripción general de la Imagen de la Altagracia de Higüey
IV. Lectura de la Imagen
V. Diccionario de los símbolos de la Altagracia
VI. Temas teológicos de la Altagracia, dichos con símbolos
VII. Celebraciones del Año Litúrgico y la Altagracia
VIII. Cómo acercarse a una imagen
Apéndices
1. Relación del canónico Jerónimo de Alcócer sobre la Altagracia. Texto original de 1650.
2. Narración o leyenda popular de la Altagracia versión de Don Juan Elías Moscoso (1907).
3. Textos de la Homilía del Papa Juan Pablo II sobre la Altagracia, 12 de octubre de 1992.
4. Oración del Papa Juan Pablo II ante la Virgen de Altagracia, 12 de octubre de 1992.
5. Textos de la Conferencia del Episcopado Dominicano sobre la teología de la Altagracia y su incidencia en la vida dominicana
3. Dónde encontrarlo
Este libro está disponible en las librerías católicas del país:
En Santiago
En Moca
En Santo Domingo
En Higüey
En Puerto Plata
4. Libro electrónico
También se puede obtener en amazon.com, como e-book, libro digital.
CONCLUSIÓN
CERTIFICO que todos los datos recogidos en mi artículo “LIBRO DEL MES: LA ALTAGRACIA” son fidedignos, recogidos textualmente de las fuentes que consulté.
DOY FE, en Santiago de los Caballeros, a los once (11) días del mes de enero del año del Señor dos mil dieciséis (2016).

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