De mi lista de contacto

El otro día, luego de una profunda reflexión, decidí limpiar la memoria de mi teléfono celular. Tomé el aparato…

El otro día, luego de una profunda reflexión, decidí limpiar la memoria de mi teléfono celular. Tomé el aparato y de inmediato empecé a borrar de mi lista de contactos a todos aquellos pseudos amigos que saludan con un hipócrita “herrrrrmano” o “príncipe”, frases manidas y preferidas de quienes son el retrato fiel del personaje aquel de las tiras cómicas, conocido como el Doctor Merengue.

Puse a prueba a varios turpenes, de esos que cuando te alcanzan a ver te abren los brazos y con el truño te hacen una “moriqueta” de burla por detrás si perciben que no les representas alguna ventaja a su favor. Y fue así como tomé el aparatico ese, y uno a uno empecé a darle “delete” o “eliminado”, a todos aquellos que con el paso del tiempo han demostrado ser falsos amigos y fieles aliados de la antisolidaridad, el allante y las poses fingidas frente a la sociedad.

MÁS LIVIANO

Entonces, desde ese momento me sentí y me siento como más liviano, más ligero, lo que me permite ser más ágil en el caminar por estos tortuosos caminos de la vida.

Además de que el aparatico ese, el celular, también me lo agradece ahora con más memoria para añadir a los que sí se merecen un lugar en el alma y en la vida del escribidor, que solo grabará hasta con sangre el nombre de todos aquellos que sean la diferencia del montón que nos invade y que ocupa calles, avenidas, vecindarios, plazas, empresas, instituciones y hasta familias y cuya modalidad o modus vivendi en el que son unos campeones se encuentra en el ruido, la violencia, la agresividad, la intolerancia, la envidia e indiferencia hacia los demás.

A esos, todos, los eliminé de mi lista de contactos y le invito a usted, amigo lector, para que haga también lo propio y le aseguro que al igual que yo, se sentirá más seguro o segura, libre y alejado de ese caos en que poco a poco algunos han venido convirtiendo nuestra sociedad y el entorno citadino.

ALGUNOS CASOS

Cuánta tranquilidad espiritual siento al sacar de mi memoria a muchos que hoy son ricos todopoderosos y prepotentes funcionarios.

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