Los vínculos familiares en la Lidom crecen como la verdolaga

Observar a tu padre conquistar hazañas, lograr innumerables trofeos y dibujarle una sonrisa a cada niño que con su bate en la mano acaricia el béisbol ha despertado el interés entre los hijos de peloteros dominicanos que han arribado a Grandes…

Observar a tu padre conquistar hazañas, lograr innumerables trofeos y dibujarle una sonrisa a cada niño que con su bate en la mano acaricia el béisbol ha despertado el interés entre los hijos de peloteros dominicanos que han arribado a Grandes Ligas, y que en contados casos, han impregnado sus huellas. No se sabe con exactitud cuándo comienza en estos infantes la fiebre por el deporte rey de los dominicanos, pero sí se sabe que desde pequeños cogen el bate o el guante y vociferan: “Quiero ser pelotero como tú, papá”.

A veces, se piensa que el camino para llegar a ser un jugador profesional debería ser más fácil para estos hijos de jugadores, pues en su sangre corre el ADN del béisbol y los innumerables consejos. Sin embargo, en algunos casos, el apellido pesa y las comparaciones nunca faltan.

De Osvaldo Virgil a Osvaldo Virgil Jr; de Felipe Alou a Moisés Alou; de Julián Javier a Stanley Javier y de Guayubín Olivo a Gilberto Rondón, entre otros, son varios los casos que ustedes vieron en el pasado y que ahora le dieron entrada a una nueva camada de hijos de peloteros que están siguiendo sus pasos para ser iguales o mejores que sus padres. Francisco Peña y TJ Peña, Raúl Adalberto Mondesí, Mel Rojas Jr, Luis Rojas son algunos de los que ahora heredan el amor del deporte de las bolas y los strikes a través de sus padres.

Para ellos lo normal ha sido respirar el béisbol desde el vientre de sus madres; acostumbrarse a las ausencias de su progenitor y adecuar el patio de su casa a un terreno de juego.

“Cuando estaba pequeño, recuerdo ese día, cuando asistí al estadio de los Dodgers de la mano de mi papá, era lo más grande para mí”, confesó Raúl Adalberto Mondesí hijo.

Mondesí hijo, de 22 años, se convirtió en el primer jugador en hacer su debut en Las Mayores en una Serie Mundial cuando hizo una aparición como bateador emergente para los Reales de Kansas City en la serie del año pasado frente a los Mets de Nueva York, que al final conquistaron la corona contra los neoyorquinos. El infielder, quien firmó con Kansas City a los 16 años en julio de 2011, es hijo del ex grandes ligas, Raúl Mondesí, Novato del Año de la Liga Nacional en 1994 y dos veces ganador del Guante de Oro.

Agradecido de su padre Raúl

Diferente a muchos de los que han militado con él por los circuitos minoritarios y viendo la gran cantidad de jugadores dominicanos que provienen de los diferentes estratos sociales del país, Mondesí hijo nacido en Los Ángeles y criado en San Cristóbal, no pasó por precariedades como los demás, sino que más bien se mantuvo bajo la tutela de su célebre padre. “Todo lo que soy, se lo agradezco a él. La gente sabe cómo él es conmigo y cómo soy con él. Siempre me motivó verlo jugar, siempre dije que quería ser pelotero”, dijo Adalberto, quien este año agotó la mayor cantidad de turnos (135) en La Gran Carpa. Históricamente han sido pocos los hijos de peloteros que han emulado las hazañas de sus padres. En cambio, para Adalberto Mondesí hubo un hito importante que a su joven edad pudo sobrepasar a su padre. “Él ganó Novato del Año, Guante de oro, yo ando detrás de eso también. Pero ya conseguí algo que él no lo pudo lograr en una gran carrera que tuvo en Grandes Ligas y fue ganar un anillo de Serie Mundial”, resaltó Mondesí hijo, quien es conocido por ser uno de los shortstops más útiles en el juego, con más velocidad y por su defensa por encima del promedio.

Raúl Mondesí fue uno de los jugadores más completos de las ligas mayores en la década de los noventa, principalmente con los Dodgers de Los Ángeles. Además, bateó .273 con 231 jonrones y 860 carreras empujadas en 13 temporadas con Dodgers, Toronto, Yankees, Arizona, Pittsburgh, Anaheim y Atlanta.

De igual manera, Adalberto se convirtió en el segundo de su familia en jugar a nivel de Grandes Ligas. El primogénito de Raúl Mondesí, Raúl Mondesí Avelino, firmó el 29 de junio del 2010 pero no pudo avanzar más de la liga de novatos.

“Este es un deporte de pocas oportunidades y hay que aprovecharlas. Tuvo una lesión, lo operaron y no pudo recuperarse. Entonces, de ahí él decidió no seguir jugando pelota y después lo dejaron libre. Aunque tengo otro que firmó con Kansas recientemente, y es de parte de padre, Paúl Ramón Mondesí”, expresó.

“Gracias a Dios, soy un pelotero de Las Mayores, como yo disfruté con él, asimismo, él está disfrutando conmigo”, dijo Adalberto Mondesí, quien nació en una familia de ocho.

Cosas de familia

En el béisbol dominicano, aparte de que existe la relación padre-hijos, se llegan a dar hasta casos de abuelo-nietos y tío-sobrino, este último caso lo podemos presenciar en Felipe Alou y Mel Rojas Jr. “Felipe Alou, ese es un nombre grande, definitivamente es uno de los mejores peloteros que ha tenido nuestro país, siempre se sienta conmigo y me aconseja cada vez que puede. Incluso, el año pasado me dijo que quería que le rompiera el récord de jonrones en la liga invernal”, dijo Mel Rojas Jr, quien firmó con los Piratas de Pittsburgh en 2010 por la suma de 250 mil dólares. El novel jardinero proviene de una familia de mucha tradición beisbolística en el país. Su padre Melquíades Rojas, sus tíos Felipe, Jesús y Mateo Rojas Alou, así como su primo segundo Moisés Alou representan ese cuadro familiar a la que el joven admira. “Gracias a Dios he tenido la bendición de que vengo de una familia de peloteros que me han ayudado a seguir mi camino”, dijo Mel Rojas Jr, de 26 años.

Melquíades Rojas Medrano fue un relevista que militó en Las Mayores con los Expos de Montreal, los Cachorros de Chicago, los Mets de Nueva York y los Dodgers de Los Ángeles de la Liga Nacional y los Tigres de Detroit de la Liga Americana. A diferencia de Adalberto Mondesí hijo, a Mel Rojas Jr, su ascenso a la Gran Carpa le ha costado más tiempo, hasta el punto de que acumula siete temporadas en Ligas Menores y, a principios de esta temporada pasó por un proceso de cambio de los Piratas a los Bravos de Atlanta.
“Me favoreció el cambio ya que en los Piratas, los jardines están llenos con peloteros jóvenes con contrato. Y me fue muy bien con Atlanta”, dijo.

Esta actitud ligada a la voz de la experiencia de su padre le ha permitido a Rojas Jr, mantener la calma y continuar con su progreso para cuando Dios y el destino lo decidan, como explica él, debutar en el mejor béisbol del mundo. “Siento que si no tuviera a mi padre, no estuviera en pelota”, explicó. De verdad, que me ha aconsejado a través de momentos muy difíciles. Estaba con los Piratas, colocaba buenos números y me sentaron sin razones. Pero mi padre estaba ahí, y me dijo que me mantuviera con la cabeza en alto, que continuara”, resaltó.

El caso de Luke Farrell y su famoso padre

No sólo el béisbol dominicano les ha dado gratas alegrías a padres e hijos de la misma nacionalidad. También, padres norteamericanos han tenido el privilegio de ver a su hijo jugar en una liga como ésta de gran ayuda en el desarrollo de sus hijos, como recientemente fue el caso de John Farrell (dirigente de Boston) y Luke Farrell.

“Fue grandioso que mi padre me viera lanzar”, expresó Farrell emocionado a elCaribe sobre la presencia de su padre en el estadio Quisqueya, el pasado domingo. Cuando Luke era un destacado en Northwestern (College), su padre simplemente no podía estar allí durante muchos de los juegos porque su trabajo lo hacía imposible. Ahora que es un lanzador derecho de 25 años de los Reales de Kansas City, y que hizo su debut en la Liga Dominicana, tuvo el privilegio de ver un partido completo de su hijo en tierra quisqueyana.

Pocos padres pueden presumir que han visto tres de sus hijos seleccionados en el sorteo de las Grandes Ligas, en los últimos años como el dirigente de Boston.

Los tres hijos de Farrell están involucrados en el béisbol. Jeremy, de 28 años, fue un exjugador del sistema de Medias Blancas que ahora funge como voluntario, y Shane sirve como asistente de exploración amateur para los Cachorros de Chicago.

Los Peña escriben su historia en el béisbol

Otra herencia familiar de mucha tradición en el béisbol dominicano ha sido la de los hermanos inseparables, TJ Peña y Francisco Peña, ambos hijos del exjugador de Grandes Ligas Tony Peña, quienes se desenvuelven como lanzador y receptor. Ambos fueron parte del doble dueto familiar que representó un partido entre Águilas y Escogido, el 13 de noviembre del 2010 en el estadio Cibao.

Ese día, TJ y Francisco tuvieron su primera experiencia como lanzador-receptor, al mismo tiempo que se encontraban jugando con los hermanos, Willy y Luis Taveras, así como Héctor y Omar Luna.

A pesar de la diferencia de ocho años con relación a la edad de ambos, disfrutan como el amor hacia el béisbol inculcado por su padre los ha mantenido para continuar una larga tradición en su familia. Su padre, exreceptor y quien ahora funge como coach de los Yankees de New York, ganó cuatro guantes dorados, logró cinco participaciones en Juegos de Estrellas y promedió de por vida .260. Además, recibió las distinciones como uno de los grandes receptores hispanos de todos los tiempos.

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