Luis Manuel Aguiló como Willy Wonka

El señor Aguiló vuelve a demostrar su histrionismo en Pandora. La primera vez, fue Austin…

El señor Aguiló vuelve a demostrar su histrionismo en Pandora. La primera vez, fue Austin Powers, hoy es el dueño de la más famosa fábrica de chocolates.

Dedicado a la locución, maestro de ceremonias y actor. También es presentador de TV, y actualmente comparte el escenario del programa televisivo «Ahora es» con Nashla Bogaert, Bolívar Valera y Hony Estrella.

Dedicado por entero a lo que hace, de respuestas precisas y confeso adicto al trabajo, lo que no le deja mucho tiempo para pasearse por los escaparates y actividades sociales. ¿Y quién mejor que Aguiló para abrir nuestros pósteres de 2013? Su trayectoria en los medios ha ido acompañada de constancia, junto a seriedad y responsabilidad social.

Los dulces son la afición de este personaje, ¿por cuáles cosas sientes un fuerte apego? Tengo apego por mis hijas, por mi familia, por mi trabajo; y por algo absurdo, las Estrellas Orientales (risas).

Aguiló en una cita: «He aprendido que cuando corriges mucho pasas a ser el desagradable, mala onda o mala vibra».

De los dulces tradicionales de nuestro país, ¿cuáles prefiere? No soy muy dado a los dulces, pero me gusta el chocolate, el pudín de pan y el coconete.

La historia original fue descrita como un libro de ciencia ficción para niños. ¿Qué libros o lecturas recuerda de su infancia? Leía obligado, pero no porque me disgustara. Era una encomienda de mis padres. En el periódico salía «La palabra del día», la que tenía que aprenderme y hacer ejercicios con ella. Éste consistía en hacer diez oraciones negativas y diez afirmativas. Leía mucha poesía de René del Risco y los cuentos de Juan Bosch. Pero si te dijera que un libro me fascinó fue «100 años de soledad», de Gabriel García Márquez. En mi lectura hay un antes y un después de él. He leído muchas cosas, pero no he encontrado uno que supere el impacto de ese libro en mí.

¿Cuáles lecturas prefieres ahora de adulto? Ahora me he convertido en un lector más práctico. Me inclino por las lecturas que me puedan aportar algo que tenga que ver con mi trabajo. Me he vuelto más lector de artículos que de libros, y últimamente me están interesando los libros de economía para entender muchas de las cosas que están pasando actualmente, y porque me he dado cuenta de que a nosotros no nos educan en el aspecto financiero. Pero tengo muchos libros pendientes, uno de ellos es la «Civilización del espectáculo».

Cinco niños ganaron el tour por la soñada fábrica. ¿Cuál sería tu viaje o paseo fantástico? Sería a Europa; conocer de dónde viene mi familia que es Palma de Mallorca y Canarias.

Cuatro niños son expulsados de la fábrica por sus malos hábitos y actitudes. ¿Cómo lidias con los aspectos negativos del medio? El peor de los malos hábitos con los que tengo que lidiar es la falta de disciplina, la falta de respeto y la irresponsabilidad. También la mentira, y con lo fácil que cambiamos de parecer a conveniencia. Hoy para nosotros lo verde parece ser bonito y mañana, si no nos conviene, deja de serlo, eso es falta de integridad. Otro mal hábito es la avaricia de la gente, a nivel financiero y de poder. También, el «por qué…» o la justificación de la cosas. Para lidiar, pienso en mis hijas, que me motivan a manejar cualquier circunstancia. Y a los que me importa les trato de decir, pero también he aprendido que cuando tú corriges mucho entonces pasas a ser desagradable, mala onda o mala vibra…es difícil. Pero rezo un padre nuestro y a veces lo combino con un Ave María, que es una forma de acallar al cerebro. Eso lo aprendí en un libro que se llama a «El poder del ahora».

Willy Wonka es un personaje que no suele salir mucho. Al igual que Willy, Aguiló no suele «quemarse» en las actividades y eventos… La razón es que yo soy trabajólico. Pero además, a mí me cuestan quizá un poco más las cosas, que a los otros y yo debo dedicarme un poquitito más, y no me da el tiempo.

En esta nueva etapa trabajas con personalidades totalmente distintas. ¿Cómo te sientes trabajando junto a presentadores de la nueva generación? Me siento con un grado más de responsabilidad, porque tengo una personalidad paternalista y los que somos así tratamos de cuidar todas las cosas y a todos los que están. También, además de cuidar, los paternalista miman y protegen, entonces me siento con un poco más de compromiso. Hago la mitad de lo que quizás soy capaz de hacer para no lucir por encima «de». Me siento como un protector y tengo la oportunidad de aprender de ellos en todo el sentido de la palabra.

¿Cómo te sientes, cuando dicen repetidamente que la producción de la TV local no es buena? Yo no me doy por aludido. Aquí y allá hay muchas cosas buenas y malas. Aquí y en todo el mundo.

Una fábrica muy dulce

Algunas historias son tan fantásticas que nos gusta creer que son verdaderas. Muchas de ellas, escritas y llevadas luego al cine, se convierten en íconos vistos y leídos por una gran cantidad de personas. Así paso con Charly y la fábrica de chocolate, una novela infantil escrita en 1964, por el británico Roald Dahl y que él mismo adaptó al guión cinematográfico.

Su estreno en 1971, y la ciudad escogida para el rodaje fue el gran Munich, en Alemania. La música de este filme mereció un Oscar. La trama, y sobre todo ciertas escenas dentro de la fábrica, resultan imborrables; sobre todo para los niños, a quienes está dirigida la historia. Aquella inmensa cantidad de dulces de todos los colores, un río de oscuro chocolate, caramelos experimentales que estallaban de sabor en el paladar… es el sueño hecho realidad de cualquier pequeño. Sin embargo, y como suele suceder en toda historia infantil, Charly y la fábrica de chocolate tiene su dosis educativa: que se puede tener todo el dulce o alimento necesario, pero que la glotonería no es buena o que es necesario ser educados y respetuosos con los demás.

En 2005, Tim Burton lanzó su versión de la historia. En ese entonces los avances en la industria le permitieron hacer una película en la que todo lo descrito anteriormente se aprecia con mucha más viveza. Jhonny Deep interpretó a Willy Wonka, el dueño de todo aquel bien acaramelado «mundo».

Texto y coordinación: Glenys González

Fotos: Karla Sanabia

Manejo digital: Glennys Crisóstomo

Maquillaje: Lissa Oliva

Vestuario: Yannette De Moya

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