Macondo grande

La falta de una visión integral de Estado y de una adecuada planificación y distribución de los recursos públicos, provoca graves distorsiones en nuestro país.Tenemos uno de los peores servicios de transporte público del mundo, en…

La falta de una visión integral de Estado y de una adecuada planificación y distribución de los recursos públicos, provoca graves distorsiones en nuestro país.

Tenemos uno de los peores servicios de transporte público del mundo, en el que las personas se transportan hacinadas en vehículos que en su mayoría no están en condiciones para ofrecer ese servicio y con choferes que no respetan las leyes de tránsito poniendo en peligro la vida de muchos.

Sin embargo, no se quiso buscar una solución a este problema  por temor a los empresarios del transporte, sino que se decidió ir adelante con el más costoso y moderno sistema de transporte de pasajeros, haciendo que coexistan la forma más desorganizada, poco eficiente y confiable de transporte para la mayoría, con un metro de Santo Domingo a todo lujo para un reducido grupo de usuarios en un muy limitado radio.

De igual forma tenemos más alcaldes, vicealcaldes y regidores que en muchos otros países, los cuales dedican el grueso de sus presupuestos, en violación a la ley, a nóminas para beneficiar a sus simpatizantes y proyectos de promoción política personal; mientras incumplen con sus obligaciones fundamentales de recogida de basura, alumbrado público de las calles y atención a los cementerios.

Hemos perdido buena parte de nuestra memoria histórica por el imperdonable descuido y falta de inversión en museos nacionales y archivos de la nación.  Aunque el año pasado se conmemoró el bicentenario del fundador de la patria Juan Pablo Duarte, su antigua casa se encontraba en un vergonzoso estado de abandono y, a pesar de las promesas, un año después se encuentra en el mismo estado. Sin embargo, otros organismos del mismo Estado pueden destinar millones para otras obras, como es el caso del Centro Cultural de las Telecomunicaciones  del Indotel.

A pesar de que el turismo es uno de los principales ejes de nuestra economía poco se ha invertido para que el turista  encuentre actividades culturales atractivas. Nuestra ciudad primada de América vive descuidada a pesar de las inversiones en infraestructura  que se hacen, y no tenemos una verdadera pinacoteca pública en la que se exhiban grandes obras de la plástica dominicana.

Sin embargo instituciones como el Congreso y la Dirección General de Aduanas, tienen colecciones inmensas que ni los turistas ni el público pueden disfrutar mientras nuestros museos tienen una pobre oferta para los visitantes.
Algunas instituciones públicas manejan excesivos recursos dando beneficios a sus funcionarios que ni en empresas privadas pueden ser otorgados, mientras servicios fundamentales para el país, como es el caso del judicial, exhiben grandes limitaciones por un presupuesto no ajustado a sus necesidades.

Lo propio sucede con la Policía y los cuerpos castrenses, pues hemos preferido mantener el pernicioso modelo del “macuteo”, que ha costado muchas veces más al país que lo que hubiera sido una asignación racional de recursos, en adición a los invaluables daños morales.

Todas estas tristes paradojas coexisten en un país en que por más que se ha intentado reflejar una modernidad de Nueva York chiquito, sigue siendo un Macondo grande. l

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