Mientras el presidente Leonel Fernández pronunciaba su discurso ante la Asamblea Nacional, obreros y personal de la Oficina para el Reordenamiento del Transporte Terrestre (Opret) trabajaban a toda marcha en los detalles para que el recorrido del mandatario quedara perfecto. Eran las 10:45 de la mañana cuando en la estación Ramón Cáceres, de la avenida Duarte con Quinto Centenario, todavía se trabajaba en la limpieza y abrillantado de los pisos.
La ingeniera Marién Sarraf daba órdenes a los 40 hombres a su cargo para apurar las labores, donde confirmó que en el lugar habrá de funcionar un museo en honor a Los Palmeros. Mientras, en las afueras de la estación Juan Pablo Duarte, punto de transferencia entre las líneas 1 y 2 del sistema de transporte, cientos de simpatizantes del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) se apostaron en los alrededores hasta que se les permitió ubicarse en los andenes para recibir al Presidente entre vítores, aplausos y agitar de banderas.
Allí empleados impecablemente vestidos insistían en que los asistentes no se pegaran de las barandas porque sólo estaban supuestas. “Estoy esperando con ansias que abran la línea para el público, porque significa más confort, más seguridad para los pasajeros. La gente criticaba y decía que en la primera línea esto se llenaría de vendedores de chicharrones, pero gracias a Dios no ha sido así”, dijo emocionada Kenia Mejía, una de las espectadoras.
El viaje
Una extensa comitiva acompañó al presidente Fernández a realizar el primer viaje dentro de la segunda línea del Metro de Santo Domingo. Bajo la guía del director de la Opret, Diandino Peña, senadores, diputados, ministros, empresarios, periodistas y otras decenas de invitados especiales salieron del Centro de los Héroes a la 1:40 de la tarde, para hacer el trasbordo en la intersección de las avenidas Máximo Gómez y John F. Kennedy.
Con su movimiento, el vehículo dejaba tras de sí banderas levantadas y gritos de alegría de los ciudadanos que el Gobierno invitó para que animaran las viejas y nuevas estaciones durante el recorrido presidencial.
Diandino hizo las veces de guía turístico hasta que, a mitad de camino, la primera dama y candidata vicepresidencial Margarita Cedeño de Fernández tomó el micrófono de mando y dijo: “Para que el progreso no se detenga, el Presidente no sólo me ha pasado la antorcha. También me entregó el timón.
Con el Metro, con el presidente Leonel Fernández y con el ingeniero Diandino e’ palante que vamos”, y de inmediato recibió como respuesta las estruendosas ovaciones de los funcionarios y legisladores que iban montados en el llamado “tren del progreso”.
El viaje de 13 kilómetros concluyó en la estación María Montez, ubicada a la altura del kilómetro 9 de la autopista Duarte. Allí esperaban al presidente empresarios y funcionarios que brindaban con champagne, vinos y una amplia variedad de canapés. Mientras que en las afueras, el populacho brindaba con cerveza y ron en las diez carpas blancas dispuestas para la ocasión y coreaba el clásico de la campaña morada “Danilo e´de lo mío”. En el interior de la estación, la ópera “Aleluya” de Haendel marcó la llegada del mandatario, quien subió hasta la explanada de la estación y saludó brevemente al público.
Acto seguido bajó y se despidió de técnicos de la Opret y legisladores. ¡Lo hicimos otra vez!, se le oyó decir a uno de los ejecutivos españoles, mientras el mandatario desaparecía entre los miembros de su gabinete.
Margarita Cedeño
Para que el progreso no se detenga, el Presidente no sólo me ha pasado la antorcha. También me entregó el timón”.
