Más de la cátedra de Mayweather (2 de 2)

Marcos Maidana, en esta segunda pelea con Mayweather, trabajó con más desorganización, menos preciso en el lance de sus golpes y ¡hasta mordió a su rival!En el décimo round empujó a Mayweather llevándolo al piso. Y antes, en el…

Marcos Maidana, en esta segunda pelea con Mayweather, trabajó con más desorganización, menos preciso en el lance de sus golpes y ¡hasta mordió a su rival!

En el décimo round empujó a Mayweather llevándolo al piso. Y antes, en el octavo asalto, cometió otra grave infracción: Mordió por lo menos dos dedos de la mano izquierda del doble campeón mundial. En la repetición se ve clarito que ocurrió el mordisco por parte del púgil argentino.

Y da pena que Maidana, tras el resultado del combate (decisión unánime a favor de Mayweather), proclamara que “yo gané la pelea”. ¡Ni él lo cree!

En otros dos artículos, plasmados en esta columna (martes y jueves de la semana pasada), escribí sin rodeos: Mayweather fue demasiado para Maidana quien, en mi opinión, debe colgar los guantes y quedarse en casa con por lo seis o siete millones de dólares que devengó por las dos riñas que protagonizó con Mayweather.

Por ahora ser un millonario (Maidana nunca había ganado tanto dinero, quizás una bolsa de unos 300 mil de dólares en una de sus peleas como campeón welter junior y welter), debe ser agradecido. Agradecerle a Mayweather sus altas ganancias.

Nunca podrá

Asimismo, en mis análisis previos a las dos peleas, expuse que Maidana no tenía ninguna posibilidad de vencer a Mayweather.

Precisé que el espartano boxeador argentino  “nunca va a vencer al invicto púgil estadounidense, sencillamente porque la bravura y la fuerza bruta nunca pondrán derrotar al talento y a la sapiencia boxística”.

En el primer combate, el pasado tres de mayo en el mismo lugar (la arena del MGM de Las Vegas), Maidana hizo mejor trabajo.

Aunque su labor fue, como es ya normal en él, anárquica, peleando a fuerza bruta y alejado de los fundamentos técnicos, en ocasiones puso en “aprietos” a Mayweather.

En este segundo combate su labor rayó en la mediocridad. ¡Y por eso  volvió a perder!

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