El miedo está cada vez más generalizado. La gente no lo oculta. Hay quienes llegan a confesarlo. Incluso, sienten que la inseguridad les está haciendo daño a su salud emocional.
De modo que el problema no solamente trasciende por el derecho de la ciudadanía a la paz, sino que se convierte en un asunto de salud pública, de salud mental. Mucho desasosiego y angustias. Y no exageramos.
El asesinato el sábado del capitán Ramón Bolívar López Mateo a manos de desconocidos es uno de esos hechos que impactan y reavivan esa sensación de desesperanza. Por nada o por mucho te mandan a matar. O te matan en un atraco, en la calle o en la casa. ¿Hasta cuándo viviremos presa del miedo?