Médicos adictos a sus fármacos

El médico anestesiólogo es un recurso humano clave en los procesos quirúrgicos de toda índole. Su presencia y exclusividad para la aplicación de anestesias lo hacen imprescindible en una sala de operaciones.

El médico anestesiólogo es un recurso humano clave en los procesos quirúrgicos de toda índole. Su presencia y exclusividad para la aplicación de anestesias lo hacen imprescindible en una sala de operaciones.Las normas de la medicina no sólo requieren el uso de anestesias, sino la atribución exclusiva de los anestesiólogos para aplicarlas y vigilar sus efectos.

Pero el poder de control emocional que le da el acceso exclusivo a los medicamentos propios de su especialidad también incide en la tentación que sufren algunos de automedicarse para controlar el extraordinario estrés que en ocasiones causa su oficio.

No se trata sólo de la adicción a fármacos en que caen algunos anestesiólogos, sino también de casos de muertes que se han producido por sobredosis, aunque los reportes de defunción ofrecen otra causa de muerte.

El uso y abuso de medicamentos anestésicos entre especialistas del área está en incremento en el país. Aunque en República Dominicana no existen estadísticas sobre la incidencia ni la mortalidad por esta causa, entre colegas se habla de que en los últimos años ha habido un aumento importante del  uso,  tanto de medicamentos sicotrópicos, principalmente en médicos en formación, como drogas generales,  situación que preocupa a especialistas de diferentes ramas de la medicina. Se conocen casos de anestesiólogos, cuyos nombres se omiten por razones éticas, que se “tumban” por  dos o tres horas para descansar, inducir el sueño, relajarse y hasta para energizarse ante el agotamiento propio de su trabajo, por el que generalmente cobran muy bien y casi siempre en efectivo.

La situación es delicada, porque los anestesiólogos están considerados como un grupo selectivo dentro de la medicina, debido a que en sus manos está la vida de los pacientes quirúrgicos y una indebida aplicación de un producto los llevaría a la tumba.

El tema es un “tabú”,  del que pocos quieren hablar, incluyendo al presidente del Colegio Médico Dominicano (CMD), doctor Senén Caba. El caso no es nuevo, pues desde hace mucho tiempo se escucha hablar de la fármacodependencia en profesionales de la salud, siendo el grupo de los anestesiólogos uno de los más vulnerables, debido a la facilidad que tienen para acceder a los fármacos.

Entre los analgésicos potentes más usados por los farmacodependientes  figuran el fentanyl, alfentanyl, meperidina, buprenorfina, derivados de  morfina, barbitúricos, benzodiacepina, entre otros.

El presidente de la Sociedad Dominicana de Siquiatría, doctor José Miguel Gómez, ve con preocupación el problema de la farmacodependencia en el país en sentido general, pues conoce de médicos que se hacen dependientes de los fármacos que manejan, aunque aclara es el menor de los grupos.

“Pienso que al colega que está dando indicadores de ser un usuario o abusador de farmacodependencia hay que buscarle ayuda, incluso, retirarlo por un tiempo del ejercicio hasta tanto se ponga en un tratamiento que asegure que puede deshabituarse”, afirma el siquiatra.

Considera que en caso contrario se corre  el riesgo de que esa persona un día pueda usar dosis letales y llegar hasta quitarse la vida o incurrir de forma involuntaria a una mala práctica médica.

Gómez  señala que sería una irresponsabilidad de una clínica, hospital o sociedad médica que sepa de un compañero que tiene la dependencia sicofarmacológica y que no le busquen ayuda. l

Casos conocidos y relacionados

Un informe elaborado por el doctor uruguayo Gustavo Calabrese, coordinador de la Comisión de Riesgos Profesionales, titulado Farmacodependencia en Anestesiólogos: Una Realidad Preocupante, indica que la estadística real de abuso, adicción y dependencia química entre los médicos, y en especial entre anestesiólogos, resulta muy difícil de establecer.

Sin embargo, basándose en fuentes retrospectivas indica que la incidencia de abuso en anestesiólogos varió del 1% al 5% en diversas investigaciones en Estados Unidos, mientras los estudios prospectivos en Latinoamérica muestran una incidencia promedio de 1.7%.

Señala que en Estados Unidos sólo el 4% de los médicos son anestesiólogos. Sin embargo, en programas de tratamiento la incidencia fue importante mostrando que entre el 12% y 14%  de médicos tratados por dependencia química eran anestesiólogos, de estos, el 50% tenía menos de 30 años y  una tercera parte eran médicos  residentes.

Antecedentes

Gómez explica que existen dos factores que llevan o no a la dependencia de psicofármacos. El  factor biológico o heredofamiliar, donde una persona puede tenerlo y al no tener conciencia de ese riesgo,  una vez se pone en contacto con algún fármaco puede ser que sea más dependiente que otros.

Desde el punto de vista psicosocial, o sea las personas que tienden a usar un fármaco de forma recreativa, esporádica o por una situación de estrés laboral, insomnio y fatiga crónica, hay menor riego de dependencia.

Características

El farmacodependiente adopta patrones de conductas diferentes en la medida en que va haciéndose dependiente. Las personales se relacionan con un progresivo deterioro en su estado de vida y salud, síndrome de abstinencia, la posibilidad de recaídas, alteraciones siquiátricas como angustia, depresión, llegar a la muerte por suicidio y por sobredosis. En lo laboral se vinculan a incapacidad de realizar sus tareas habituales, probabilidad de errores médicos pudiendo llegar a la mala práctica y abandono de la especialidad.

Una vez que la persona deja de usar fármacos, en las 48 horas siguientes muestra una desesperación importante que lo lleva de nuevo a buscarlos para tranquilizarse. Cuando eso sucede, entonces se trata de una dependencia, que lo lleva a aumentar la dosis y puede llegar a quitarse la vida.

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